Todo cubano que pase por Madrid tiene que llegarse, irremediablemente, a
un rinconcito donde palpita Cuba desplegando sus noches bohemias entre
escritores, poetas, pintores, actores y especialmente trovadores… El bar
Yemayá. Allí te recibe una mujer encantadora tan española como cubana,
con las virtudes de ambos pueblos filtradas por el espíritu de la más
alta poética popular, ella pide un deseo y salta la vida bohemia en
pleno a complacerla, con tal de reciprocar su perenne entrega…Pilar
Zumel Montes.
Quiso el azar que sea esta Pilar como la niña del clásico poema de Martí, un ser que se esfuma caminando por la orilla del mar y se va hasta la barraca de todos a entregar lo que tiene sin pensarlo, sin dejar nada para sí, solo el placer de ser útil. Al día siguiente de conocerla estaba en mi casa, compartiendo unos guitarrazos y un traguito Cuba libre (no hay que tomarse el singular muy en serio). Trascribo aprisa esta charla pues este 7 de septiembre de 2011 el Bar cumple justamente 11 años y quiero que esta sea mi ofrenda a su Yemayá
EDI: Pilar, ¿naciste en el mismo Madrid?
Quiso el azar que sea esta Pilar como la niña del clásico poema de Martí, un ser que se esfuma caminando por la orilla del mar y se va hasta la barraca de todos a entregar lo que tiene sin pensarlo, sin dejar nada para sí, solo el placer de ser útil. Al día siguiente de conocerla estaba en mi casa, compartiendo unos guitarrazos y un traguito Cuba libre (no hay que tomarse el singular muy en serio). Trascribo aprisa esta charla pues este 7 de septiembre de 2011 el Bar cumple justamente 11 años y quiero que esta sea mi ofrenda a su Yemayá
EDI: Pilar, ¿naciste en el mismo Madrid?
Pilar: A mí me han dicho que nací en Madrid, en un barrio que se llama
Carabanchel, un barrio de trabajadores, pero yo siempre he pensao que
nací en La Habana en un barrio que se llama Mantilla y que era vecina de
Padura, eso es lo que yo cuento a la gente.
EDI: ¿Cómo empieza entonces este romance tuyo con la cultura cubana?
Pilar: Mi historia con Cuba viene de tan atrás, tan atrás, que yo verdaderamente ni sé como comienza. En mi memoria más profunda recuerdo que empecé a escribirme con gente de Cuba con 12 o 13 años porque mi papá compraba un periódico que se llamaba El Pueblo, donde salía una sección de conozca a gente de otros países, y salían señas, direcciones, gente que quería escribirse contigo y yo empecé a escribirme con amigos de Cuba. Así empecé, conscientemente, pero mi amor por Cuba está asociado a mi amor por el mar y eso me viene desde los dos o tres años. Un día de playa, mis hermanos mayores, que tenían como 13 o 14 años y estaban al cuidado mío, se empezaron a pelear por una rueda de camión que servía como de flotador; mi papá me había dejado con ellos un momentico pues estaba hablando con una señora en la orilla; de repente mira al mar y no me ve, y echa a correr en la dirección de la última vez que me vio; tropieza conmigo me saca y yo estaba ahogándome, ya morada, pero con una sonrisa inmensa. Así que mi amor al mar y Yemayá, yo creo que me viene de siempre. Y mi amor a Cuba, ¡imagínate! Yo no sé por qué una niña de 12 o 13 años le da por escribirse con gente específicamente de Cuba; podría haberle escrito a personas de México, Argentina, pero no, la cosa era con Cuba, siempre Cuba.
EDI: ¿Cómo empieza entonces este romance tuyo con la cultura cubana?
Pilar: Mi historia con Cuba viene de tan atrás, tan atrás, que yo verdaderamente ni sé como comienza. En mi memoria más profunda recuerdo que empecé a escribirme con gente de Cuba con 12 o 13 años porque mi papá compraba un periódico que se llamaba El Pueblo, donde salía una sección de conozca a gente de otros países, y salían señas, direcciones, gente que quería escribirse contigo y yo empecé a escribirme con amigos de Cuba. Así empecé, conscientemente, pero mi amor por Cuba está asociado a mi amor por el mar y eso me viene desde los dos o tres años. Un día de playa, mis hermanos mayores, que tenían como 13 o 14 años y estaban al cuidado mío, se empezaron a pelear por una rueda de camión que servía como de flotador; mi papá me había dejado con ellos un momentico pues estaba hablando con una señora en la orilla; de repente mira al mar y no me ve, y echa a correr en la dirección de la última vez que me vio; tropieza conmigo me saca y yo estaba ahogándome, ya morada, pero con una sonrisa inmensa. Así que mi amor al mar y Yemayá, yo creo que me viene de siempre. Y mi amor a Cuba, ¡imagínate! Yo no sé por qué una niña de 12 o 13 años le da por escribirse con gente específicamente de Cuba; podría haberle escrito a personas de México, Argentina, pero no, la cosa era con Cuba, siempre Cuba.
EDI: ¿Cómo surge la idea de un Bar cubano en Madrid?
Pilar: Desde muy jovencita estuve en el Partido Comunista luchando contra la dictadura de Franco, antes de que se legalizara el PC y había un lugar maravilloso que era el Mesón de Pedro y le decían la cueva o el rincón del Comunista y ahí llegaban siempre Silvio y Pablo y entonces Pedro, que era amigo mío, me chivateaba, me informaba cuándo iban a venir, y yo, que era una jovencita iba con una pena enorme pues ya ellos eran para mí dioses, y con quien me atrevía a hablar era con sus músicos. Déjame decirte que ellos, increíblemente, no tenían sus propios discos que se editaban en Europa y yo sí. Entonces subían a mi casa, se los grababa en un casete y así se los traían para Cuba. Luego ayudé a Víctor Díaz, que era un dirigente del Partido Comunista, y organizaba las fiestas de la Casa de Campo, que fueron míticas, y allí iban a tocar músicos cubanos como Las Anacaonas, Pablo, Silvio, muchos cubanos en aquellos primeros tiempos de la democracia y mi amor viajaban por ahí, con ellos. Siempre que había algo con Cuba yo estaba ahí metida. Una noche muy loca, en que yo me sentía un poco deprimida, una amiga, Gloria, que tenía un novio que era un médico cubano, me dijo: Mira, Pilar, te vamos a llevar a que oigas a una gente que ha acaba de llegar y es maravillosa, se llaman Gema y Pavel. Fuimos a un lugar muy sabroso que se llama El Atril, que es de una pareja de amigos, uno santiaguero y el otro español, que tienen un bar que en aquella época se dedicaba muchísimo a los conciertos. Pues allí conocimos a Gema Corredera y Pavel Urquiza. Esa misma noche yo me enamoré absolutamente de ellos. Recuerdo que me acerqué a Gema, que estaba como a la defensiva, acabada de llegar, tenía mucho susto y le dije: “¿Tú te has dao cuenta de lo que has hecho? La gente está pasmá, como que les da un infarto y se mueren con esa voz tuya. ¿Queréis venir el domingo a comer a casa?” Y automáticamente me dijeron que sí. Acababan de arribar y ellos tenían las dificultades de cualquier persona que sale de Cuba y… tú sabes, los problemas de llegar a un país capitalista y encontrarse en Madrid solos. Y mi casa fue su casa durante muchísimo tiempo, todos los domingos se reunían allí muchos exponentes de la cultura cubana que iban, venían… igual ha estao Omara Portuondo un día, como ha estao la caja de Gema y Pavel todos los domingos y de todos los artistas cubanos que iban pasando, que viajaban, que salían de gira… por mi casa ha pasao todo el mundo. Las Nochebuenas y la Nocheviejas mis hijas y yo, los españoles, y 15 o 20 artistas cubanos. Para los Habana Abierta, fue su casa, los quiero muchísimo a todos ellos, todo el artista cubano que pasaba de alguna manera por Madrid terminaba parando en mi casa.
Conocí al actor Bladimir Cruz, caminábamos muchísimo las calles de Madrid, también a Mirta Ibarra, Jorge Perugorría, ellos me mandaron a Senel Paz que estaba escribiendo un guión que luego fue la película “Cosas que dejé en La Habana”. Él me preguntaba por muchas cosas… ¿por qué a las españolas nos gustaba tanto vestir de negro, por qué decimos una frase, por qué determinado hábito… en fin, que cuando se volvía para Cuba me dijo “Pilar ¿a ti te importa que la protagonista de la película —que es Deisi Granados— sea peletera? Porque el oficio que me ha gustado es el que tú tienes.” Yo era peletera. Él venía a la peletería y decía que ese ambiente lo veía muy plástico. Y por eso el personaje de Deisi Granados es una peletera.
Estuve en el rodaje de la película, ahí conocí a Violeta Rodríquez, a María Isabel, a Broselianda a Isabel Santos, y así, poquito a poco se va formando una gran bola, una gran pelota cubana en mi vida que iba creciendo. A razón de una crisis gravísima que hubo económica también, y de trabajo, yo tuve que cerrar la peletería y decido montar un bar. Es entonces cuando se abre el primer Yemayá un 7 de septiembre del año 2000. Estaba en La Gran Vía, en la entrada del Chueca, un sitio que fue espectacular por lo céntrico. Allí pasaban cosas increíbles como que llegara Pedro Luis Ferrer con la guitarra y se pusiera en la barra a cantar un tema que se estaba inventando, como los Habana Abierta descargando todos los sábados en aquel sótano, como Chuchi, un actor conocido que se había cortado la lengua de joven y llegaba y recitaba por allí. Y poco a poco fue creciendo aquella bola de nieve, que rodando se fue agrandando y agrandando y llegó un momento en que llegaba Bebé y me presentaba a su papá, ese gran cineasta que es Fernando Pérez. Y mucha gente que se sentía sola fue a la casa, se refugió allí, como yo he escrito en un correo que he enviado “Ha sido el sitio donde habeís ido a vivir, a reír, y a llorar”. Yo siempre he dicho que tengo reuma en el hombro de matar los gorriones de toda la gente que me ha llorao ¿no? de las nostalgias… de tantas cosas buenas y malas, como es la vida.
EDI: Luego cambia de cede el Yemayá
Pilar: Por cuestiones personales tengo que dejar a los cinco años de montado el Yemayá y empiezo a trabajar en otros espacios sin que sean míos. Trabajé en un restaurante catalán de cocinera. Estando en ese restaurante hice presentaciones de libros allí, una exposición, cosas de loca, pero ni trabajando de cocinera podía abandonar el tema de Cuba, de la cultura. De ahí pasé a otros locales, estuve trabajando en la Colonial de Huerta donde monté las matinés con cantantes cubanos. Lo que fuera, dondequiera que estuviera, tenía que llevarme a Cuba conmigo y a los artistas cubanos. Así fui pasando de unos locales a otros hasta que el 7 de septiembre del 2007 monté el segundo Yemayá que es el que ahora tenemos en el barrio madrileño de La Latina.
Una vez que abrimos el segundo Yemayá nos planteamos que esas cosas tan espontaneas que pasaban en el primero ya deberían ser más regladas, estábamos en un punto que era imposible seguir llevándolo de manera totalmente improvisada ya había que pensar más en serio y le doy de alta como Asociación Cultural. Lo abrimos un 20 de octubre y lo inaugura un concierto de Pedro Luis Ferrer. A partir de ahí creamos otras acciones como el certamen de cortometrajes “A lo cortico” apoyando al Festival de Cine Pobre de Humberto Solás. Tal es así que copiamos las bases, literalmente, para que la película ganadora nuestra pudiera participar en el certamen de Jibara. Creo que cuando Humberto Solás se entera de todo esto dice “hay una loca española ahí que mira lo que está haciendo…” pero él, muy contento… tuve la posibilidad de conocerlo pues vine acompañando al ganador del certamen en aquella primera edición y sentí su aprecio, su cariño. Desde entonces todos los eventos que yo hago los enlazo con algún tema cultural en Cuba.
Una vez vine al Festival Internacional del Nuevo Cine de La Habana, en un diciembre y estaba en la casa de Rafael Pérez Alonso, importante pintor de acá. Comiendo conversábamos sobre la dificultad que tienen muchos pintores cubanos de exponer su obra en el exterior. En febrero se iba a celebrar el certamen de Arco y Art Madrid, que son los grandes certámenes allá de la plástica y claro son miles y miles de euros lo que cuesta el metro cuadrado en una de aquellas salas de exposiciones. Y así, con esos golpes que me doy en la cabeza sin dármelos, le digo a Rafael “¿Y si yo consigo un espacio alternativo hacemos una exposición de arte cubano contemporáneo?” Y él, que es más loco que yo, me dijo, “por supuesto”. Llegando a Madrid le llamo y le digo que he encontrado un espacio, un local vacío que se alquilaba, que tenía los techos muy altos, con mucha luminosidad pero se prestaba para hacer algo bien alternativo. Él habló con las instituciones para sacar las obras y en febrero estábamos montando el primer Arsenal. Ya se ha hecho una segunda edición este año, conseguimos un espacio oficial del Ayuntamiento de Madrid, lo pedí ya para la Asociación Cultural Yemayá y se hizo con 25 aristas cubanos y más de 80 obras. Debo agradecer a Galerías Génesis que nos ha apoyado, así como las instituciones acá, y bueno lo que hemos lograo ha sido en esencia inventando mucho para conseguir pasajes, los mojitos y el picado para la presentación, pasando trabajo, pero bueno con ganas, con amor y con locura se consigue todo.
Pilar: Desde muy jovencita estuve en el Partido Comunista luchando contra la dictadura de Franco, antes de que se legalizara el PC y había un lugar maravilloso que era el Mesón de Pedro y le decían la cueva o el rincón del Comunista y ahí llegaban siempre Silvio y Pablo y entonces Pedro, que era amigo mío, me chivateaba, me informaba cuándo iban a venir, y yo, que era una jovencita iba con una pena enorme pues ya ellos eran para mí dioses, y con quien me atrevía a hablar era con sus músicos. Déjame decirte que ellos, increíblemente, no tenían sus propios discos que se editaban en Europa y yo sí. Entonces subían a mi casa, se los grababa en un casete y así se los traían para Cuba. Luego ayudé a Víctor Díaz, que era un dirigente del Partido Comunista, y organizaba las fiestas de la Casa de Campo, que fueron míticas, y allí iban a tocar músicos cubanos como Las Anacaonas, Pablo, Silvio, muchos cubanos en aquellos primeros tiempos de la democracia y mi amor viajaban por ahí, con ellos. Siempre que había algo con Cuba yo estaba ahí metida. Una noche muy loca, en que yo me sentía un poco deprimida, una amiga, Gloria, que tenía un novio que era un médico cubano, me dijo: Mira, Pilar, te vamos a llevar a que oigas a una gente que ha acaba de llegar y es maravillosa, se llaman Gema y Pavel. Fuimos a un lugar muy sabroso que se llama El Atril, que es de una pareja de amigos, uno santiaguero y el otro español, que tienen un bar que en aquella época se dedicaba muchísimo a los conciertos. Pues allí conocimos a Gema Corredera y Pavel Urquiza. Esa misma noche yo me enamoré absolutamente de ellos. Recuerdo que me acerqué a Gema, que estaba como a la defensiva, acabada de llegar, tenía mucho susto y le dije: “¿Tú te has dao cuenta de lo que has hecho? La gente está pasmá, como que les da un infarto y se mueren con esa voz tuya. ¿Queréis venir el domingo a comer a casa?” Y automáticamente me dijeron que sí. Acababan de arribar y ellos tenían las dificultades de cualquier persona que sale de Cuba y… tú sabes, los problemas de llegar a un país capitalista y encontrarse en Madrid solos. Y mi casa fue su casa durante muchísimo tiempo, todos los domingos se reunían allí muchos exponentes de la cultura cubana que iban, venían… igual ha estao Omara Portuondo un día, como ha estao la caja de Gema y Pavel todos los domingos y de todos los artistas cubanos que iban pasando, que viajaban, que salían de gira… por mi casa ha pasao todo el mundo. Las Nochebuenas y la Nocheviejas mis hijas y yo, los españoles, y 15 o 20 artistas cubanos. Para los Habana Abierta, fue su casa, los quiero muchísimo a todos ellos, todo el artista cubano que pasaba de alguna manera por Madrid terminaba parando en mi casa.
Conocí al actor Bladimir Cruz, caminábamos muchísimo las calles de Madrid, también a Mirta Ibarra, Jorge Perugorría, ellos me mandaron a Senel Paz que estaba escribiendo un guión que luego fue la película “Cosas que dejé en La Habana”. Él me preguntaba por muchas cosas… ¿por qué a las españolas nos gustaba tanto vestir de negro, por qué decimos una frase, por qué determinado hábito… en fin, que cuando se volvía para Cuba me dijo “Pilar ¿a ti te importa que la protagonista de la película —que es Deisi Granados— sea peletera? Porque el oficio que me ha gustado es el que tú tienes.” Yo era peletera. Él venía a la peletería y decía que ese ambiente lo veía muy plástico. Y por eso el personaje de Deisi Granados es una peletera.
Estuve en el rodaje de la película, ahí conocí a Violeta Rodríquez, a María Isabel, a Broselianda a Isabel Santos, y así, poquito a poco se va formando una gran bola, una gran pelota cubana en mi vida que iba creciendo. A razón de una crisis gravísima que hubo económica también, y de trabajo, yo tuve que cerrar la peletería y decido montar un bar. Es entonces cuando se abre el primer Yemayá un 7 de septiembre del año 2000. Estaba en La Gran Vía, en la entrada del Chueca, un sitio que fue espectacular por lo céntrico. Allí pasaban cosas increíbles como que llegara Pedro Luis Ferrer con la guitarra y se pusiera en la barra a cantar un tema que se estaba inventando, como los Habana Abierta descargando todos los sábados en aquel sótano, como Chuchi, un actor conocido que se había cortado la lengua de joven y llegaba y recitaba por allí. Y poco a poco fue creciendo aquella bola de nieve, que rodando se fue agrandando y agrandando y llegó un momento en que llegaba Bebé y me presentaba a su papá, ese gran cineasta que es Fernando Pérez. Y mucha gente que se sentía sola fue a la casa, se refugió allí, como yo he escrito en un correo que he enviado “Ha sido el sitio donde habeís ido a vivir, a reír, y a llorar”. Yo siempre he dicho que tengo reuma en el hombro de matar los gorriones de toda la gente que me ha llorao ¿no? de las nostalgias… de tantas cosas buenas y malas, como es la vida.
EDI: Luego cambia de cede el Yemayá
Pilar: Por cuestiones personales tengo que dejar a los cinco años de montado el Yemayá y empiezo a trabajar en otros espacios sin que sean míos. Trabajé en un restaurante catalán de cocinera. Estando en ese restaurante hice presentaciones de libros allí, una exposición, cosas de loca, pero ni trabajando de cocinera podía abandonar el tema de Cuba, de la cultura. De ahí pasé a otros locales, estuve trabajando en la Colonial de Huerta donde monté las matinés con cantantes cubanos. Lo que fuera, dondequiera que estuviera, tenía que llevarme a Cuba conmigo y a los artistas cubanos. Así fui pasando de unos locales a otros hasta que el 7 de septiembre del 2007 monté el segundo Yemayá que es el que ahora tenemos en el barrio madrileño de La Latina.
Una vez que abrimos el segundo Yemayá nos planteamos que esas cosas tan espontaneas que pasaban en el primero ya deberían ser más regladas, estábamos en un punto que era imposible seguir llevándolo de manera totalmente improvisada ya había que pensar más en serio y le doy de alta como Asociación Cultural. Lo abrimos un 20 de octubre y lo inaugura un concierto de Pedro Luis Ferrer. A partir de ahí creamos otras acciones como el certamen de cortometrajes “A lo cortico” apoyando al Festival de Cine Pobre de Humberto Solás. Tal es así que copiamos las bases, literalmente, para que la película ganadora nuestra pudiera participar en el certamen de Jibara. Creo que cuando Humberto Solás se entera de todo esto dice “hay una loca española ahí que mira lo que está haciendo…” pero él, muy contento… tuve la posibilidad de conocerlo pues vine acompañando al ganador del certamen en aquella primera edición y sentí su aprecio, su cariño. Desde entonces todos los eventos que yo hago los enlazo con algún tema cultural en Cuba.
Una vez vine al Festival Internacional del Nuevo Cine de La Habana, en un diciembre y estaba en la casa de Rafael Pérez Alonso, importante pintor de acá. Comiendo conversábamos sobre la dificultad que tienen muchos pintores cubanos de exponer su obra en el exterior. En febrero se iba a celebrar el certamen de Arco y Art Madrid, que son los grandes certámenes allá de la plástica y claro son miles y miles de euros lo que cuesta el metro cuadrado en una de aquellas salas de exposiciones. Y así, con esos golpes que me doy en la cabeza sin dármelos, le digo a Rafael “¿Y si yo consigo un espacio alternativo hacemos una exposición de arte cubano contemporáneo?” Y él, que es más loco que yo, me dijo, “por supuesto”. Llegando a Madrid le llamo y le digo que he encontrado un espacio, un local vacío que se alquilaba, que tenía los techos muy altos, con mucha luminosidad pero se prestaba para hacer algo bien alternativo. Él habló con las instituciones para sacar las obras y en febrero estábamos montando el primer Arsenal. Ya se ha hecho una segunda edición este año, conseguimos un espacio oficial del Ayuntamiento de Madrid, lo pedí ya para la Asociación Cultural Yemayá y se hizo con 25 aristas cubanos y más de 80 obras. Debo agradecer a Galerías Génesis que nos ha apoyado, así como las instituciones acá, y bueno lo que hemos lograo ha sido en esencia inventando mucho para conseguir pasajes, los mojitos y el picado para la presentación, pasando trabajo, pero bueno con ganas, con amor y con locura se consigue todo.
EDI: Tienen también un sitio web…
Pilar: Se llama yemayacultural.com y es como el espejo de lo que hacemos, que es promover la cultura cubana y estamos enlazados al blog de Enrique Pineda Barnet, y otros muchos de creadores cubanos y creo que desde ahora va a estar también el vuestro.
Pilar: Se llama yemayacultural.com y es como el espejo de lo que hacemos, que es promover la cultura cubana y estamos enlazados al blog de Enrique Pineda Barnet, y otros muchos de creadores cubanos y creo que desde ahora va a estar también el vuestro.
EDI: Ahora mismo está en Cuba cantautor español muy joven, David Torrico, que viene por otro de tus proyectos…
Pilar: Es que yo me decía, bueno, el Yemayá ha sido un espacio por el que han pasao tantos y tantos trovadores y cantautores, sin embargo tenemos certámenes de cine, de plástica, y no tenemos nada de música. Entonces empezamos con Max Delgado que es un amigo de trabajo, que se formó en el Taller de Gráfica de La Habana, él me ayuda muchísimo, es como mi mano derecha allí con la imagen gráfica, la página web y es quien me aguanta todas las locuras mías. Nos pusimos a planear cómo hacerlo. Y bueno, yo quería que no solo fuéramos receptores de cultura, sino también que propiciáramos intercambios, entonces pensé en el mar, en el Yemayá que es el mar en Madrid… y de repente dije: “Rosas en el mar”, que es una canción de Luis Eduardo Aute. Fue como un flash y le pusimos al concurso “Rosas en el mar”. Había que unirlo con una institución cultural que para nosotros tuviera trascendencia, así que decidimos que el premio fuera un viaje a Cuba y cantar en El Mejunje, de Santa Clara, que es uno de esos rincones donde la trova cubana tiene muy buena cobija. Se lo dije a Silverio y le hizo mucha gracia, le pareció fantástico y lanzamos el concurso. Se presentaron más de 20 trovadores, peruanos, cubanos, un hindú…de varios países. Tuvimos el apoyo de Danais Bautista, cantante cubana maravillosa, Carlos Trova, Julio Fowler y otros trovadores como Ismael de la Torre, el Kinde. Descargaban todos los domingos, hicimos una gran final con unas palabras del propio Aute, que ha apoyado el proyecto y el resultado está aquí, me he traído al primer ganador del concurso “Rosas en el mar” el cantautor español David Torrico.
EDI: Estás en Cuba, rodeada de amigos, celebrando y por todo lo alto, el cumpleaños 11 del bar Yemayá…
Pilar: Es que yo me decía, bueno, el Yemayá ha sido un espacio por el que han pasao tantos y tantos trovadores y cantautores, sin embargo tenemos certámenes de cine, de plástica, y no tenemos nada de música. Entonces empezamos con Max Delgado que es un amigo de trabajo, que se formó en el Taller de Gráfica de La Habana, él me ayuda muchísimo, es como mi mano derecha allí con la imagen gráfica, la página web y es quien me aguanta todas las locuras mías. Nos pusimos a planear cómo hacerlo. Y bueno, yo quería que no solo fuéramos receptores de cultura, sino también que propiciáramos intercambios, entonces pensé en el mar, en el Yemayá que es el mar en Madrid… y de repente dije: “Rosas en el mar”, que es una canción de Luis Eduardo Aute. Fue como un flash y le pusimos al concurso “Rosas en el mar”. Había que unirlo con una institución cultural que para nosotros tuviera trascendencia, así que decidimos que el premio fuera un viaje a Cuba y cantar en El Mejunje, de Santa Clara, que es uno de esos rincones donde la trova cubana tiene muy buena cobija. Se lo dije a Silverio y le hizo mucha gracia, le pareció fantástico y lanzamos el concurso. Se presentaron más de 20 trovadores, peruanos, cubanos, un hindú…de varios países. Tuvimos el apoyo de Danais Bautista, cantante cubana maravillosa, Carlos Trova, Julio Fowler y otros trovadores como Ismael de la Torre, el Kinde. Descargaban todos los domingos, hicimos una gran final con unas palabras del propio Aute, que ha apoyado el proyecto y el resultado está aquí, me he traído al primer ganador del concurso “Rosas en el mar” el cantautor español David Torrico.
EDI: Estás en Cuba, rodeada de amigos, celebrando y por todo lo alto, el cumpleaños 11 del bar Yemayá…
Pilar: Siempre hemos hechos las fiestas del aniversario del Yemayá pero
más familiares, con unas 100 personas… pero ha ido creciendo la cantidad
de amigos. En el 9no aniversario alquilamos una sala grande de Madrid,
una discoteca y tuvimos con nosotros a Kelvis Ochoa, Descemer Bueno, y
al grupo Síntesis que estaba de gira. Quedó espectacular y bueno, luego
si haces algo grande no puedes bajar el nivel, así que al siguiente año
reservamos la sala El Sol, sala mítica en Madrid, muy importante
por los que pasado allí y fueron más de 20 los artistas que
participaron. Gema Corredera, que estaba en Miami, voló exclusivamente
para cantar un tema, Kelvis Ochoca voló igualmente, desde Cuba, para
cantar también un tema, y allí se encontraron muchísimos artistas
cubanos y españoles que andaban rodando pero quisieron estar en nuestro
10mo Aniversario del Yemayá en la Sala del Sol. Más tarde, estaba un día
escribiendo sobre cosas que han pasado en nuestros aniversarios y
alguien por Internet me lanzó una pregunta: “Y en Cuba ¿cuándo?” Y como
soy una inconsciente —ya todo el mundo me conoce— dije, “pues el año que
viene”. Apareció entonces un mensaje de Josué, de La Rueda de
producciones con una especie de grito: “Eso lo quiero producir
yoooooooo” y dije “Vale, el año que viene en La Habana” y aquí estamos.
Este miércoles 7 de septiembre cumplimos 11 años y lo celebramos en El
Sauce.
El otro día tuve la oportunidad de que me hicieran un programa de televisión acá, “Entre manos” y yo empecé diciendo que hay quien tiene los mandamientos de la ley de dios y yo tengo los mandamientos del Yemayá y el primero es: “Amarás a Cuba sobre todas las cosas”
El otro día tuve la oportunidad de que me hicieran un programa de televisión acá, “Entre manos” y yo empecé diciendo que hay quien tiene los mandamientos de la ley de dios y yo tengo los mandamientos del Yemayá y el primero es: “Amarás a Cuba sobre todas las cosas”
Muy interesante. Gracias por presentárnoslo.
ResponderEliminarSaludos