Si bien esta noche será otra más —similar físicamente a todas las anteriores—, en la que debe haber luna y estrellas (bastante olvidadas como belleza natural) y debe igualmente salir el sol (si el desastre irracional contaminador no hace colapsar nuestro globlito precisamente hoy)... si bien son solo cálculos, mediciones, acuerdos humanos, eso de calendar la existencia y por tanto el paso de 31 a 1ro, de diciembre a enero no es otro cosa si no uno de los tantos cuentos que nos hemos inventado... si bien el fiestar de esta noche no es más que un pretexto... pues que viva el pretexto que incentiva comunicarnos, estrecharnos, y esa idea fija de que algo en la vida queda atrás y muchas cosas adelante.
Cada cual tira el 31 de diciembre su oración, pidiendo a un nuevo año, y deseando a sus amigos cosas buenas; pues mis deseos empiezan por la América Nuestra y Nueva, que siga creciendo, (y en ese camino que el compañero Hugo Chávez se restablezca pronto). Para no pensar solo en los pueblos mi sur, debería comenzar por pedir que la sociedad global entrara en realidad en una nueva era donde el consumismo (motor impulsor económico y extinguidor de almas) desaparezca sin dejar rastro y abra paso la sociedad de la razón y los sueños dadores; que los humanos se reencuentren con la verdad que conduce a la felicidad y que tanto nos machacó Martí para que despertáramos: el goce de ser útil, de crecer para dar más. Para mi pequeño terruño: pido que mi Isla —ya sé que amada por los pobres de la tierra—, logre la prosperidad económica únicamente como parte de la prosperidad espiritual, que no se pierda la perspectiva solidaria, desprendida, altruista.
Cada cual tira el 31 de diciembre su oración, pidiendo a un nuevo año, y deseando a sus amigos cosas buenas; pues mis deseos empiezan por la América Nuestra y Nueva, que siga creciendo, (y en ese camino que el compañero Hugo Chávez se restablezca pronto). Para no pensar solo en los pueblos mi sur, debería comenzar por pedir que la sociedad global entrara en realidad en una nueva era donde el consumismo (motor impulsor económico y extinguidor de almas) desaparezca sin dejar rastro y abra paso la sociedad de la razón y los sueños dadores; que los humanos se reencuentren con la verdad que conduce a la felicidad y que tanto nos machacó Martí para que despertáramos: el goce de ser útil, de crecer para dar más. Para mi pequeño terruño: pido que mi Isla —ya sé que amada por los pobres de la tierra—, logre la prosperidad económica únicamente como parte de la prosperidad espiritual, que no se pierda la perspectiva solidaria, desprendida, altruista.