desde la oscura tierra vendría por tu voz.
Pues acepto su reto, y pronuncio su nombre: Roque Dalton.
Y tal como promete en sus versos, lo nombro y aparece de pronto, irreverente, risueño, tierno, mordaz; conspirando, contra viento y marea, nos vamos despeñando por su vida y su tiempo, que es el de esta aventura espiritual que lleva por santo y seña la Pupila Asombrada.
No esperes de Roque, ni de nosotros, la cordura, lo que conviene, lo que “pega”: no somos dados a nadar con la corriente.