Enfrentando la seudocultura deshumanizante globalizada con la más profunda gozadera entramos al día de la Cultura Cubana montados en el poderoso tren de los Van Van (como se merecía este II Congreso de la AHS). No podía existir mejor cierre para un evento que me atrevo a calificar de trascendencia vital para la salvaguarda de la nación.
La extensa e intensa jornada de plenaria en el Palacio de las Convenciones tuvo un nivel conceptual y expositivo del más alto vuelo intelectual. No hubo bodega, no fueron los jóvenes a pedir; oh sí, pidieron armas, dijeron cuál era la guerra de guerrillas que vienen desarrollando; denunciaron, desenmascararon con valentía a los enemigos —externos e internos—, expusieron sus planes y demostraron ser el pelotón de vanguardia que le hace falta al país para ser plenamente “libre —cual solamente puede ser libre”. No hubo una sola intervención que no mostrara gran riqueza espiritual y altruismo, que no tuviese como fin llevar a la sociedad cubana hacia el más liberador humanismo. Con valentía analizaron la Cuba de ahora mismo, desde la lucidez del conocimiento y reconocimiento de la herencia que han recibido, con sus luces y sombras; dijeron sus verdades, nuestras verdades sin medias tintas, a las instituciones diversas, el gobierno y el Partido representadas allí por sus máximos dirigentes.
La extensa e intensa jornada de plenaria en el Palacio de las Convenciones tuvo un nivel conceptual y expositivo del más alto vuelo intelectual. No hubo bodega, no fueron los jóvenes a pedir; oh sí, pidieron armas, dijeron cuál era la guerra de guerrillas que vienen desarrollando; denunciaron, desenmascararon con valentía a los enemigos —externos e internos—, expusieron sus planes y demostraron ser el pelotón de vanguardia que le hace falta al país para ser plenamente “libre —cual solamente puede ser libre”. No hubo una sola intervención que no mostrara gran riqueza espiritual y altruismo, que no tuviese como fin llevar a la sociedad cubana hacia el más liberador humanismo. Con valentía analizaron la Cuba de ahora mismo, desde la lucidez del conocimiento y reconocimiento de la herencia que han recibido, con sus luces y sombras; dijeron sus verdades, nuestras verdades sin medias tintas, a las instituciones diversas, el gobierno y el Partido representadas allí por sus máximos dirigentes.