Este 12 de abril Sindo Garay está cumpliendo 145 años. Sindo: el más grande trovador cubano, autor de incontables piezas que forman parte de la memoria popular, de su esencia espiritual como “La perla Marina”, “La tarde”, “Guarina”, “La mujer bayamesa”, “El huracán y la palma”, “Germania”, “Las amargas verdades”, “Tardes grises”, y otras muchísimas piezas en los más diversos géneros: boleros, rumbas, criollas, mazurcas, paso dobles, punto cubano, guaracha, en fin un universo abierto a las disímiles sonoridades, con una poética de alto vuelo, una guitarrística asombrosa, cargada de innovaciones, y un amor raigal a Cuba, a su historia, a los pobres de la tierra.
Sindo es el más grande creador musical cubano no solo por sus canciones, sino también por su vida que lo ha convertido en todo un mito, el prototipo del trovador. Ser bohemio, que va con su guitarra de pueblo en pueblo, buscando un parque, un patio, la sala de un hogar que acoja el canto poético para transitar por los más hondos senderos del amor.
Sindo es el más grande creador musical cubano no solo por sus canciones, sino también por su vida que lo ha convertido en todo un mito, el prototipo del trovador. Ser bohemio, que va con su guitarra de pueblo en pueblo, buscando un parque, un patio, la sala de un hogar que acoja el canto poético para transitar por los más hondos senderos del amor.
Antonio Gumersindo Garay García, nació el 12 de abril de 1867, en Santiago de Cuba de la entonces provincia de Oriente. Fue alumno de José Pépe Sánchez, padre de la trova cubana. Fue correo de los mambises, cuenta que incluso cruzó a nado la bahía de Santiago de Cuba en varias oportunidades para llevar un mensaje a las tropas insurrectas. Dedicó varias de sus canciones a nuestros grandes próceres como Maceo, Martí o su antológica “La mujer bayamesa” dedicada a esas madres y esposas que junto a las tropas de Carlos Manuel de Céspedes decidieron incendiar la ciudad de Bayamo antes de entregarla a las tropas españolas.
Sindo, de origen humilde, se autoalfabetizó, indagando por lo que decían los carteles vallas, anuncios y nombres de establecimientos comerciales… y así, de pregunta en pregunta fue aprendiendo a leer y escribir. Realizó múltiples oficios, incluso en el circo con el que recorrió diversos rincones de Cuba. Fue con su guitarra andando por los caminos y hacía el alto donde lo cogiera la noche, en la primera casa que lo recibía y le daba cobija y alimento a cambio de recibir la gracia de sus canciones.
Sindo Garay cantó en los más disimiles escenarios del país y otros rincones del mundo, entre ellos Paris, y compartió escenarios y descargas con trovadores y músicos de distintas generaciones y procedencias, asombrando a todos por su trovar y por su charla amena, con gran sentido del humor, un filosofar profundo, y en la que llovían torrenciales anécdotas de su vida. Rozan con la leyenda sus encuentro con Martí, con Fidel, con Mella al que veía en el Café Vista Alegre y allí le cantó varias de sus canciones, o cuando le cantó al Mayor General mambí Guillermón Moncada, o de sus tantos pasajes con figuras de la cultura nuestra y universal como Caruso, como el chulo Yarini, o ese legendario músico que fue Brindis de Salas, por mencionar solo algunos.
Todavía está por estudiar la música de Sindo Garay, sus canciones sociales, analizando con mirada crítica la situación del país, sus canciones a la patria, muchas de ellas prácticamente desconocidas. Fue Sindo un intenso amante de nuestra tierra, desde sus raíces, a sus hijos les puso nombre de indios: Hatuey, Guarina, Guarionex, Anacaona y Caonao.
En el libro biográfico “Sindo Garay. Memorias de un trovador” basado en una larga entrevista que le realizara Carmela de León, el trovador narra muchos de estos pasajes como una conversación muy grata y enaltecedora.
Mucho se ha enfatizado la carga de contenidos sociales de la llamada Nueva Trova que irrumpió a mediados de los años 60 del siglo XX en Cuba, echando a un lado las canciones que abordan la intimidad, la relación amorosa, los sueños y sinsabores de los amantes. Por el contrario, con la llamada Trova Tradicional, se acentúan las canciones amorosas y se han anulado las de contenido social, como si no hubieran existido. Lo cual ha generalizado la idea de que La Nueva trova se diferencia de aquella que le precede precisamente por las temáticas, lo cual no es cierto. Si bien cuando irrumpen Silvio, Pablo, Vicente, Noel, en el panorama musical cubano, traen nuevas inquietudes, visiones de la realidad, y temas, también son herederos de una manera de abordar la vida, la sociedad, la historia, el acontecer universal, con agudeza, pasión y compromiso humanista, que viene desde sus primeras canciones a mediados del siglo XIX. Sindo Garay y muchas de sus piezas lo demuestran.
Un ejemplo de pieza desconocida, es “No se puede vivir aquí” que compone Sindo Garay cuando las tropas norteamericanas intervienen en la Guerra de Independencia de Cuba contra el colonialismo español. Se adueñan del país, y nos imponen la Enmienda Platt que autoriza al gobierno estadounidense a intervenir militarmente la isla cada vez que se le antoje. Dice Sindo en la entrevista: “Sentí en lo más hondo de mí, el golpe artero que se le daba a Cuba, y con una rabia tremenda mi espíritu rebelde se reflejó frontalmente en un bolero que fue como una sindada insumisa.
No se puede vivir aquí,
no, no, no,
no se puede soportar el trato infame…
ni a la ramera, infeliz mujer,
se trata así.
Muchas lágrimas y sangre nos costó
salir del lodo inmundo
en que se estaba
para vender a tan mezquino precio
su valor.
Habernos quedado así
según yo veo
y así lo creo
porque lo dijo Maceo.
Hay cosas en Cuba
que no hay, que no hay que decir,
que sufren sus hijos con rudo dolor
y el mundo nos mira con tanto valor.
¿Que Cuba callada se deje morir…?
Sus hombres honrados
manchados están;
su gloria y sus hijos
perdiéndose van.
Y el americano… ¡riéndose está!
Sindo Garay, el más grande trovador cubano, falleció en La Habana el 17 de julio de 1968, a los 101 años de edad. Claro que Sindo, aunque no esté físicamente es Sindo vivo en el espíritu de la nación. Pienso que debemos acudir más a la vida y la obra de este gran cubano, uno de los más grandes genios de la música nuestra. Quiero celebrar su cumpleaños 145 con una de sus canciones emblemáticas.
Tiene en su alma la bayamesa
tristes recuerdos de tradiciones;
cuando contempla sus verdes llanos,
lágrimas vierte por sus pasiones
Ella, sencilla, le brinda al hombre
virtudes todas y el corazón.
Pero si siente de la patria el grito
todo lo deja, todo lo quema,
ese es su lema, su religión.
Sindo, de origen humilde, se autoalfabetizó, indagando por lo que decían los carteles vallas, anuncios y nombres de establecimientos comerciales… y así, de pregunta en pregunta fue aprendiendo a leer y escribir. Realizó múltiples oficios, incluso en el circo con el que recorrió diversos rincones de Cuba. Fue con su guitarra andando por los caminos y hacía el alto donde lo cogiera la noche, en la primera casa que lo recibía y le daba cobija y alimento a cambio de recibir la gracia de sus canciones.
Sindo Garay cantó en los más disimiles escenarios del país y otros rincones del mundo, entre ellos Paris, y compartió escenarios y descargas con trovadores y músicos de distintas generaciones y procedencias, asombrando a todos por su trovar y por su charla amena, con gran sentido del humor, un filosofar profundo, y en la que llovían torrenciales anécdotas de su vida. Rozan con la leyenda sus encuentro con Martí, con Fidel, con Mella al que veía en el Café Vista Alegre y allí le cantó varias de sus canciones, o cuando le cantó al Mayor General mambí Guillermón Moncada, o de sus tantos pasajes con figuras de la cultura nuestra y universal como Caruso, como el chulo Yarini, o ese legendario músico que fue Brindis de Salas, por mencionar solo algunos.
Todavía está por estudiar la música de Sindo Garay, sus canciones sociales, analizando con mirada crítica la situación del país, sus canciones a la patria, muchas de ellas prácticamente desconocidas. Fue Sindo un intenso amante de nuestra tierra, desde sus raíces, a sus hijos les puso nombre de indios: Hatuey, Guarina, Guarionex, Anacaona y Caonao.
En el libro biográfico “Sindo Garay. Memorias de un trovador” basado en una larga entrevista que le realizara Carmela de León, el trovador narra muchos de estos pasajes como una conversación muy grata y enaltecedora.
Mucho se ha enfatizado la carga de contenidos sociales de la llamada Nueva Trova que irrumpió a mediados de los años 60 del siglo XX en Cuba, echando a un lado las canciones que abordan la intimidad, la relación amorosa, los sueños y sinsabores de los amantes. Por el contrario, con la llamada Trova Tradicional, se acentúan las canciones amorosas y se han anulado las de contenido social, como si no hubieran existido. Lo cual ha generalizado la idea de que La Nueva trova se diferencia de aquella que le precede precisamente por las temáticas, lo cual no es cierto. Si bien cuando irrumpen Silvio, Pablo, Vicente, Noel, en el panorama musical cubano, traen nuevas inquietudes, visiones de la realidad, y temas, también son herederos de una manera de abordar la vida, la sociedad, la historia, el acontecer universal, con agudeza, pasión y compromiso humanista, que viene desde sus primeras canciones a mediados del siglo XIX. Sindo Garay y muchas de sus piezas lo demuestran.
Un ejemplo de pieza desconocida, es “No se puede vivir aquí” que compone Sindo Garay cuando las tropas norteamericanas intervienen en la Guerra de Independencia de Cuba contra el colonialismo español. Se adueñan del país, y nos imponen la Enmienda Platt que autoriza al gobierno estadounidense a intervenir militarmente la isla cada vez que se le antoje. Dice Sindo en la entrevista: “Sentí en lo más hondo de mí, el golpe artero que se le daba a Cuba, y con una rabia tremenda mi espíritu rebelde se reflejó frontalmente en un bolero que fue como una sindada insumisa.
“No se puede vivir aquí…"
Sindo Garay
No se puede vivir aquí,
no, no, no,
no se puede soportar el trato infame…
ni a la ramera, infeliz mujer,
se trata así.
Muchas lágrimas y sangre nos costó
salir del lodo inmundo
en que se estaba
para vender a tan mezquino precio
su valor.
Habernos quedado así
según yo veo
y así lo creo
porque lo dijo Maceo.
Hay cosas en Cuba
que no hay, que no hay que decir,
que sufren sus hijos con rudo dolor
y el mundo nos mira con tanto valor.
¿Que Cuba callada se deje morir…?
Sus hombres honrados
manchados están;
su gloria y sus hijos
perdiéndose van.
Y el americano… ¡riéndose está!
Sindo Garay, el más grande trovador cubano, falleció en La Habana el 17 de julio de 1968, a los 101 años de edad. Claro que Sindo, aunque no esté físicamente es Sindo vivo en el espíritu de la nación. Pienso que debemos acudir más a la vida y la obra de este gran cubano, uno de los más grandes genios de la música nuestra. Quiero celebrar su cumpleaños 145 con una de sus canciones emblemáticas.
“La mujer bayamesa"
Sindo Garay
Interpretación: Benny Moré
Tiene en su alma la bayamesa
tristes recuerdos de tradiciones;
cuando contempla sus verdes llanos,
lágrimas vierte por sus pasiones
Ella, sencilla, le brinda al hombre
virtudes todas y el corazón.
Pero si siente de la patria el grito
todo lo deja, todo lo quema,
ese es su lema, su religión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario