Fidel es un país

Fidel es un país
____________Juan Gelman

lunes, 3 de diciembre de 2012

El Diablo en Somos Jóvenes No 27

Revista mensual 197, julio 2001
No esperes que vuelva... que no me iré nunca. Así reza un trovador amigo y esa canción me lleva a ti. Un día mi pluma dejará de levantarse; mi alma o mi cuerpo (o ambos) serán devorados por la ye de la vida. En todo caso, antes de la costumbre, cesarán estas líneas pero no lo sembrado. No huelas despedida, solo quiero que sepas que ni siquiera una ausencia eterna contendría mi olvido. Es curioso: sin verte, sin escucharte, tan solo con esa silueta imaginada —y que ya sé que una vez me ha bebido—, tengo suficiente para adorar el espíritu del que me dotas. Tu buena fe, coronando este instante, la tengo tan adentro que es ella, en el fondo, quien le otorga la existencia a...El Diablo Ilustrado

Dime de qué te jactas y te diré de qué careces, reza la sabiduría popular para aquel que lleva puesto un antifaz. Los que alardean de algo, por lo regular, esconden —al menos en ese sentido— un complejo de inferioridad. El ser seguro de sí mismo no suele echarle en cara a los demás sus virtudes. Alguien dijo que el carácter es lo que somos en la oscuridad, pensando quizás en ese momento de introspección, de diálogo con uno mismo, en el que mostramos nuestro verdadero rostro, ese que está más allá de las dotes histriónicas que frecuentemente demostramos a quienes nos rodean; a veces con las mejores intenciones de agradar, otras, con el turbio objetivo de engañar o confundir, o provocar una admiración fraudulenta en el interlocutor.
Lo peor del jactancioso es que no suele estar conforme consigo mismo, pues le falta el valor o la decisión de para ser realmente lo que aparenta; ya se ha dicho que carácter es una voluntad desarrollada y creo realmente en los que forjan su carácter luchando cada instante por alcanzar el ideal que se han propuesto. Todos cometemos errores en la vida, tenemos inconformidades con acciones que hemos llevado a cabo en determinado momento, pero no todos tenemos la suficiente capacidad crítica para rectificar la dirección de nuestros pasos hacia la senda más pura, la osadía espiritual de decir “cambio el rumbo de mi personalidad hacia otro yo superior”. Esto sucede cuando ese cambio implica sacrificios o, a veces incluso, desafíos. Suele darse en etapas primeras de la juventud, el dejarse arrastrar por el ambiente, por un grupo de amigos o compañeros de aula o de barrio, que asumen determinadas posturas que sabemos incorrectas. Es más fácil entonces seguir la corriente que enfrentar el criterio de otros e imponer lo que se cree justo pero que choca con los demás.
Alphonse Karr dejó escrito que cada hombre tiene tres caracteres: el que exhibe, el que tiene y el que cree que tiene. Esto nos lleva a pensar en una cuarta posibilidad, ya que no solo podemos caer en la tentación de aparentar, sino que podemos estar creyendo que somos algo que no somos. Piensa que aun en el caso de que siempre actúes honradamente, siendo estrictamente sincero(a), no estás a salvo de tener una imagen distorsionada de ti mismo(a). Es difícil realmente tener un foco de autoanálisis despojado de paternalismo, de autocomplacencia, de ahí la importancia de escuchar, de sentir, de buscar pistas en la manera en que nos tratan o juzgan los demás (teniendo en cuenta, por supuesto, quiénes son esos “demás”). Te darás cuenta de que no es fácil hornear la personalidad. Por un lado tienes que observar a quienes te rodean, saber medirlos críticamente, y coger de ellos los criterios que te puedan aportar. Por otra parte, si no sabes decantar esas influencias puedes caer en la tentación de aparentar para agradarles y no atreverte a aportar a los demás el mejoramiento que íntimamente reconoces.
Nunca muestra un hombre tan claramente su carácter como cuando describe el carácter de otro hombre, dejó escrito Jean Pablo Richter. Ciertamente, mientras más formada está nuestra personalidad, con más agudeza y profundidad, sabemos apreciar a quienes nos rodean. Para esto ayuda mucho la literatura (la buena literatura, claro está), en ella se encuentra mucho retrato humano. Las grandes novelas, por lo regular, son precisamente grandes porque saben adentrarse en los conflictos de la existencia, con lujo de matices. Esto nos aporta experiencia, si sabemos reflexionar a partir de ese cúmulo de información que nos brindan esas obras.
Alguien dijo que el mejoramiento humano viene de adentro hacia afuera; siempre es recomendable la honestidad, la revolución interna que no puede detenerse en conveniencias ni temores. Empinarse sobre uno mismo en cada momento guiándose por la brújula del bien a los demás —que se revierte en bien a nuestro espíritu—, es la mejor estrella que puede tocar a tu puerta. Así llegará un buen amigo a decirte como Marco Aurelio: tu discurso está escrito en tu frente; lo he leído antes de que hables.
Día a día, a cada paso que das, estás construyendo tu paz futura, como escribiera Humboldt: Solo lo que hemos invertido en nuestro carácter podemos llevar con nosotros.                         
                        

5 comentarios:

  1. gracias, amigo Pichy, de seguro es su buen leer la mayor parte del mérito de lo que califica buen decir.
    un abrazo

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  2. hola soy de argentina me encantaria poder conseguir el libro como puedo hacer?

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  3. hola, diablo como siempre maravilloso. Diablo tu segundo libro no lo han vendido mas? Lo leí hace tiempo y me gustó tanto que lamento en al alma haberlo prestado ya que nunca volvió... creo que se me cumplió eso de que los libros tienen su orgullo si los prestas no vuelven...

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    1. No Adrián, el libro "Confesiones" no se ha reeditado, pasaré tu inquietud: No conocía el dicho, es muy interesante; de todos modos te agradezco por prestarlo, quizás haya ganado otro amigo, a tu cuenta.
      un abrazo

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