Solo puedo irle ahora a Argentina, como zurdo que soy y seré. Y no solo veo futbol, cuando salen los jugadores a la cancha veo pueblos, veo siglos, favelas, cerros, veo hermanos, canciones, poemas, en cada gol, porque nada está separado de nada, aunque los poderosos pretenden que todo lo aislemos, que todos nos aislemos, para domesticarnos más fácilmente. En esta misma madrugada con el dolor por Brasil, escribía sobre eso, sobre el Norte y el Sur, sobre la visión que nos imponen, despolitizada desde la piel de cordero. Hace un rato, al leer lo que subí al blog, esa amiga Argentina que vive su pueblo, el nuestro americano, escribió recuerdos mundialistas, tremendos; aquí va su testimonio. Uno más para no ser “purista”.
Confesiones en el día de la "Independencia de las provincias del Sur" de un 9 de julio de 1816. Día de festejos, de reflexión por seguir luchando por la independencia y la Patria Grande...a horas del partido Argentina-Holanda.
En las redes sociales, también la pasión "fulbolera" ocupa un lugar de privilegios, donde hay presagios de resultados, todos nos transformamos en directores técnicos por un rato, comentaristas deportivos y muy difícil separar este acontecimiento deportivo cultural del contexto político.
La semana pasada me tocaba dar clase en el horario que jugaba Argentina vs Suiza. El centro de estudiantes había organizado compartir el partido en el patio central con pantalla gigante. Consulto con mi grupo de alumnos, y decidimos ver juntos el partido y luego entrar al mundo del pensamiento y la vida intelectual. Ese día mis alumnos me vieron sufrir, gritar el triunfo y también llorar. No entendían por qué tanto llanto.
Yo, como tantos de mi generación, sufríamos el "síndrome Mundial 78", que se hizo en Argentina bajo la dictadura más sangrienta. Era muy jovencita, militaba en la universidad, los milicos en medio del campeonato me fueron a buscar. No me encontraron y ahí empezó una odisea de vivir en la clandestinidad. Mi primo Adolfo, militante peronista, lo engancharon una noche de invierno del 78 y sabemos que pasó sus últimos días en la ex Esma (centro clandestino de detención).
El partido que jugó Argentina y le dio la copa se jugó en el estadio River Plate a pocas cuadras del centro clandestino. Cuentan los sobrevivientes que encapuchados, torturados, con sed y hambre escuchaban los gritos de las tribunas. Algunos dicen que fue un pequeño recreo al escuchar los cánticos del pueblo.
Como contaba, estaba escondida, aquella noche que Argentina levantó la copa. No teníamos conciencia aún de todo el horror que vivíamos.
Estábamos en estado de sitio y no se permitía circular por las calles, más de 2 personas. Un grupo ya era sospechoso y corría riesgos.
Masivamente esa noche de invierno el pueblo salió a festejar. Hacía años que el pueblo no se apropiaba de las calles colectivamente. Con un grupo de compañeros de militancia, decidimos salir a las calles, mezclándonos entre el pueblo festivo. Sentíamos que era un acto de rebeldía, gritar, cantar en las calles.
Luego vinieron otras manifestaciones y la lucha contra la dictadura se fortaleció.
Nunca nos perdonamos haber festejado. Yo llevaba la "cruz" del Mundial 78 toda la vida. La dictadura usó el Mundial para mostrar a la prensa extranjera que el país había "orden".
Nunca más me interesó este evento y siempre quería que perdiera Argentina, para que no haya posibilidades de fiesta.
Empieza el Mundial Brasil 2014. Ese mismo día una gran amiga y compañera, que había estado secuestrada y torturada en el centro clandestino Mansión Seré, debía declarar en el juicio a los genocidas. Me pidió que la acompañara. Fuimos una banda de amigos y compañeros. Los genocidas sentados muy cerca mío. Les saqué una foto, cuestión que recibí un llamado de atención de las fuerzas de seguridad. Ellos, ya viejos, ahí sentados, en la más absoluta soledad. Nosotros una banda de amigos, presentes, aplaudiendo a la compañera Nora y su mamá de 87 años, declarando por más de 8 horas. El juicio empezó y los torturadores irán a pudrirse en la cárcel.
Salimos a festejar, a comer unas pizzas y unas "birras". Nosotros, después de 30 años de lucha, logramos Justicia.
Cuando la semana pasada compartí con mis alumnos el partido, donde salió toda la pasión futbolera, el sufrimiento y los gritos de gol; ahí me di cuenta que mi alma había sanado. Ya no sufro más el síndrome Mundial. No me pierdo ningún partido. Lo sentimos como el Mundial de Latinoamérica. Y hoy con todas las cábalas estaremos frente al televisor sufriendo y alentando.
Porque hay justicia, porque Latinoamérica se planta ante los poderosos, deseamos hoy, gritar GOOOOOOOOOOL.
Y si hay alguna duda, veamos al Diego y Víctor Hugo en Telesur. Porque somos muchos "de zurda" en estas tierras de Martí, Bolívar y San Martín.
Marta
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Lic.Marta Rosin
Sumamente conmovedoras estas plabras. Mi equipo favorito ha sido siempre Argentina, por el Che, porque soy de Santa Clara y desde que tengo conciencia me hablaron de él en un pueblito del campo donde nací, al que liberó el Ché, Güinía de Miranda; por Maradona que es ídolo de mi padre en cuestiones de futbol y por ser latino. !!Argentina Campeón!!
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