Fidel es un país

Fidel es un país
____________Juan Gelman

sábado, 6 de diciembre de 2014

No tengo Superman tengo a Elpidio Valdés


Y “Memorias del subdesarrollo” sigue gustando aún,
es extraño que a 40 años no se apagó su luz.
Como cada diciembre nuestros pueblos llegan a Cuba a reconocerse y estrecharse en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Cine arte, cine memoria, cine indagador, soñador, cuestionador, humanista, cine que nos libera como seres humanos, porque nos hace crecer culturalmente, porque nos enseña a disfrutar creativamente, a contrapelo del cine hollywoodense plagado de fórmulas y efectismos huecos que enmohecen nuestra capacidad de apreciar poéticamente la obra de arte, pues de eso se trata cuando se habla de verdadero cine, de arte. Precisamente la primera ley de la Revolución Cubana, (¡La primera ley de la Revolución Cubana!) -anterior, incluso, a la de Reforma Agraria-, es la que funda el ICAIC, o sea el nuevo cine. Publicada en La Gaceta Oficial, en fecha tan temprana como el Martes 2 de marzo de 1959. Era entonces el presidente del país el doctor Manuel Urrutia, la firman Fidel Castro Ruz como Primer Ministro y Armando Hart Dávalos como Ministro de Educación. No hay que conocer demasiado de nuestra historia para imaginar a Fidel y Hart conspirando con Alfredo Guevara en la redacción de tan hermoso documento, en que su primer “por cuanto” es la síntesis de un ensayo sobre cultura y declaración de principios a la vez:  
“Por cuanto: el cine es arte.”
Y se hizo la luz… y llegó el cine para mirarnos poéticamente, y fueron emergiendo en la américa nuestra creadores que se juegan todo, hasta la vida a veces, por hacer arte, o sea, para traducir de la manera más honda la vida de sus pueblos, sus dolores y sueños.
 
No tengo Superman, tengo a Elpidio Valdés…
Junto al Nuevo Cine Latinoamericano ha ido la Nueva Canción, irreverentes, revolucionarios, herejes ante el cine y la canción comercial desmovilizadora, que lleva como fin adormecer espíritus, evadirlos hacia una existencia insustancial, desmemoriada, despoetizada. 
Muchos han sido los momentos estremecedores que nos ha dado ese nuevo cine nuestroamericano, quiero hoy, que estamos en Festival, recordar tres momentos importantes que nos llegan desde la música. El primero, el homenaje que hace el trovador Carlos Varela a Titón (Tomás Gutiérrez Alea) y ese clásico del cine mundial (figura en las encuestas entre las 100 mejores películas de todos los tiempos) que es “Memorias del subdesarrollo” con guión de Edmundo Desnoes y la actuación principal de Sergio Correiri. La trama es la reflexión de un hombre de la burguesía, culto, crítico, que decide quedarse, tras el triunfo del 1ro de enero de 1959, a ver qué sucede con la Revolución. Su familia, burguesa, se marcha a Miami, y él mira distanciado, todo lo que ocurre a su alrededor, y dentro de sí mismo. Va pasando la historia y el gran vuelco social desde el extrañamiento de este ser espectador curioso. Carlos Varela está igualmente mirando a su alrededor, pero sentado en el contén, o sea, más abajo que el personaje de la cinta que mira la ciudad con su catalejo desde el balcón de un aristocrático apartamento del Vedado.

Memorias  

Autor: Carlos Varela

Estoy sentado en el contén del barrio 
como hace un siglo atrás 
a veces me pasan en la radio, 
a veces nada más. 
y "Memorias del Subdesarrollo" 
sigue gustando aún 
es extraño que a los 20 años 
no se apagó su luz. 
No tengo Superman, tengo a Elpidio Valdés 
y mi televiso fue ruso. 
No tengo mucho más de lo que puedo hacer 
y a pesar de todo lucho. 
No tuve Santa Claus, ni Árbol de Navidad 
pero nada me hizo extraño 
y así pude vivir teniendo que inventar 
los juguetes una vez al año. 

Y cuando los discos de los Beatles 
no se podían tener 
los chicos descubrieron que sus padres 
lo escuchaban también. 
Cambiamos mercenarios por compotas 
cuando Playa Girón 
y a las fiestas íbamos con botas 
cantando una canción de Lennon. 

No tengo Superman, tengo a Elpidio Valdés 
y mi televisor fue ruso. 
No tengo mucho más de lo que puedo hacer 
y a pesar de todo lucho. 
No tuve Santa Claus, ni Árbol de Navidad 
pero nada me hizo extraño 
y así pude vivir teniendo que inventar 
los juguetes una vez al año. 

Estoy sentado en el contén del barrio 
como hace un siglo atrás 
a veces me pasan en la radio 
a veces no, 
a veces nada más, a veces.

En esta canción, Carlos Varela alude también a Elpidio Valdés otro clásico del cine cubano, esta vez un dibujo animado que se ha convertido en todo un símbolo de Cuba. Si bien se trata en principio de una serie de animados para niños, todos lo disfrutamos (y hasta nos los sabemos de punta a cabo) de manera tal que por muchas veces que hayamos visto esos “muñe” siempre que escuchamos su banda sonora corremos hacia el televisor. Cientos, miles de veces los hemos visto y siempre los disfrutamos como nuevos. Porque ese Elpidio, mambí que lucha por la libertad de Cuba, junto a su mambisa María Silvia y su caballo Palmiche, es el eterno combatiente humanista, valiente, entregado, enamorado, de exquisito sentido del humor, que cada uno de nosotros quiere ser. Venga entonces esa “Balada para Elpidio Valdés” compuesta por Silvio Rodríguez para esa serie de animados del cineasta Juan Padrón. Que en realidad es como un sonsito. Cierta vez le oí comentar a Silvio en una entrevista que Padrón le encargó una balada, y que, siguió asumiendo la canción como tal a pesar a haber de que lo que compuso el trovador es ese tumbao de son.  

Balada de Elpidio Valdés  

Autor: Silvio Rodríguez

Para Elpidio Valdés, patriota sin igual,
no hay gaito que lo pueda espantar.
En el combate es enérgico y vivaz,
a las balas el pecho siempre da.

Él no cree en nadie,
ni en esto ni en lo otro,
ni en lo de mas allá.

Él no cree en nadie
a la hora de buscar la libertad.
                                             (1970) 
Pensando en nuestro cine habría que nombrar a muchos directores, actores, músicos que han redondeado cientos de obras que son memoria histórica, espiritual de la nación. Cineastas que ya no están como Humberto Solas, José Massip y Santiago Álvarez, a quien debemos aquellos legendarios Noticieros ICAIC, con músicas que salieron en no pocas ocasiones de nuestros trovadores, a los que con frecuencia Santiago dedicó espacio, gracias a lo cual contamos con imágenes de sus inicios, por ejemplo, de Silvio Rodríguez. Ese documentalista de talla universal que es Santiago Álvarez cuenta con obras míticas como “Mi hermano Fidel”, “Ciclón”, “77 primaveras” sobre Ho Chi Min, o “Now” de 1965, considerado por muchos críticos como el primer video clip en la historia. 
A propósito de obras cinematográficas donde aparecen trovadores bien jóvenes, las imágenes más remotas de Pablo Milanés se deben a la película “La primera carga al machete” (1969) de Manuel Octavio Gómez. Aquel Pablito delgado, caminando con su guitarra por calles de adoquines coloniales, en alpargatas, forma parte de una cinta iconoclasta con una fotografía y un montaje de escenas de combate que estremecen a tal punto que tenemos la sensación de estar inmersos en aquellos días en que nacía la identidad, la libertad, días de combate contra la esclavitud del hombre. Simula un cine documental, para llevarnos a aquellas contiendas en que los mambises llevaron a la cintura el machete y alguno que otro a la espalda una guitarra para cantar sus glorias en las noches de descanso en la manigua.

Primera canción (o Cuando vagábamos)  

Autor: Pablo Milanés

Cuando vagábamos solitarios en el tiempo sin presente, cuando hasta el mismo árbol se negaba a compartir 
su aroma secundado de susurros milenarios, 
cuando el arroyo, lejos, entre sombras, volvíase tristeza
para matar de sed a un enemigo,
cuando vagábamos solitarios en el tiempo sin presente
hubo que rescatar los siglos de la vida; 
entonces hubo que pelear al filo del machete, 
entonces hubo que matar al filo del machete, 
mil batallas ganar al filo del machete. 
¿Qué estamos dando hoy? 

(1969) 


Canción segunda (o Un machete hubo de ser)  

Autor: Pablo Milanés



Un machete hubo de ser
quien irrumpiera en la nada
y cien machetes, cien alas volaron
adonde pronto se pudo saber
de las glorias alcanzadas.

Y como pólvora echada
que no detiene su fuego
miles de machetes nuevos
luchan en su tierra amada.
                                      1969



Actores como Adolfo Llauradó, Mirta Ibarra, Raquel Revuelta, Reinaldo Miravalles, Eslinda Nuñez,  Mario Balmaseda, Daisy Granados y Sergio Corrieri encabezan un amplio listado de protagonistas, que han quedado en la memoria popular como rostros de nuestros héroes y heroínas, de próceres y de gente de pueblo que con su entrega y su amor han escrito la historia. Sergio Corrieri, es actor de múltiples cintas, entre ellas ese clásico mayor que es “Memorias del subdesarrollo” y “El hombre de Maisinicú”, del director Manuel Pérez basada en la historia de Alberto Delgado, combatiente anónimo de la Seguridad del Estado, que se infiltró en las bandas contrarevolucionarias de bandidos en el Escambray. Gracias a su labor fueron capturados asesinos de campesinos alfabetizadores, que encabezaban las bandas armadas y financiadas por el gobierno norteamericano para derrocar a la Revolución Cubana. Pienso en Alberto Delgado y quisiera dedicar esta canción de Silvio Rodríguez “El hombre de Maisinicú” a cinco hombres que, como él, realizaron la difícil tarea de no tener su propio rostro, de sacrificar familia, su propia vida, para moverse entre asesinos, terroristas y malograr sus planes de muerte: A René González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Gerardo Hernández, y Fernando González.

El hombre de Maisinicú  

Autor: Silvio Rodríguez

El hombre llena una copa ancha,
aunque no cabe el peso de su extraña gracia,
y brinda por la muerte de su abril.
Después se sube a un sitio inexpugnable
y canta un canto que suena agradable,
mientras por dentro vuelve a maldecir.

El hombre niega de su rica tierra,
es su propio enemigo en esta nueva guerra:
el hombre vio su rostro sucumbir.
Que se abra bien la casa de la historia,
que se revise el trono de la gloria
porque un hombre sin rostro va a morir.

¡Oh, qué sensación,
no tener rostro y contemplar el mundo
con ojos tan profundos
como con ojos de guardián del sol!

¡Oh, qué sensación,
no tener rostro al enfrentar la muerte,
correr la doble suerte
de rastreadores y de perseguidos,
teniendo tanto de estrella, escondido!

Cuánto millón de rostros no tendrá
el que nos regaló la claridad.
                                             (1971)

¡Cuba va!
En 1971, un cineasta británico llegó a Cuba para conocer de primera mano la Revolución y dejar constancia gráfica de su experiencia. Este escritor, periodista y realizador, se nombraba Félix Greene, y era primo del afamado escritor Graham Greene. Su viaje a la isla, coordinado con el ICAIC, lo efectuaría después de tener similares experiencias y rodar en otros países como China y Vietnam. 
Greene filmó un documental ¡Cuba va!, con argumento y guion propios. El documental, de 73 minutos de duración, recoge los avances de la Revolución y hace un énfasis especial en la música y, en general, en la cultura del país. Los miembros del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (GESI), Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, interpretan sus canciones, entre ellas el hoy tan famoso tema ¡Cuba Va!, compuesto especialmente por el Grupo para la cinta. Se dice que tras una sesión de trabajo con Leo Brower se fueron los tres trovadores a su casa, llevándose de tarea componer cada uno una estrofa para armar una canción sobre el acontecer en nuestro país. Un par de días después, se mostraron lo hecho e increíblemente lo único que hubo que hacer fue dar el orden: primero la estrofa de Pablo, en el centro la de Noel y al cierre la de Silvio. La música se armó muy pronto y así quedó esta mítica canción que fue grabada e insertada en la obra cinematográfica. Para muchos es la primera pieza de rock cubano. Curiosamente, en la cinta, su director cambia el orden de las estrofas, comenzando igualmente por la de Pablito pero cambiando la de Silvio para el centro y para el cierre Noel, con lo cual no gana fuerza la canción, he ahí lo inexplicable, pero así fue filmado en hermoso documento en que vemos a aquellos muchachos entre 23 y 25 años caminando por una colina y un trillo.           
El director Greene, quien falleciera en 1985, nunca exhibió este documental en un cine. Lo mostró únicamente en su Cine Club y en su sindicato. En Cuba se estrenó hace apenas cuator o cinco años.   

Cuba va  

Autor: Pablo Milanés, Noel Nicola y Silvio Rodríguez

Del amor estamos hablando,
por amor estamos haciendo,
por amor se está hasta matando
para, por amor, seguir trabajando.

Que nadie interrumpa el rito
queremos amar en paz
para decir en un grito:
¡Cuba va!
¡Cuba va!
¡Cuba va!  

Quiero abrir mi voz al mundo
que llegue al último confín, 
de norte a sur y de este a oeste,
y que cualquier hombre pueda
gritar sus propias esperanzas,
sus heridas, y sus luchas 
cuando diga:
¡Cuba va! 
¡Cuba va!
¡Cuba va!
¡Cuba va!  

Puede que algún machete
se enrede en la maleza,
puede que algunas noches
las estrellas no quieran salir.
Puede con los brazos
haya que abrir la selva, 
pero a pesar de los pesares, como sea:
¡Cuba va! 
¡Cuba va! ¡Cuba va!  
¡Cuba va! ¡Cuba va!  
¡Cuba va.....!  

1 comentario:

  1. En tu primer libro me pareciste muy sincero y real. En el segundo solo lei hasta el 3er Capitulo. Le cortaron las alas al Diablo Ilustrado.

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