Fidel es un país

Fidel es un país
____________Juan Gelman

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hoy —y siempre— mi Habana

Vista general de la Habana. Hippolyte J. Baptiste Garneray (1787-1858)..

Soledad dijo... Así como tu quieres darme “tantas cosas, versos, canciones, ideas”, yo quiero compartir contigo mis vivencias, mis inquietudes, mis celebraciones y hoy estoy celebrando junto con mi Habana su 492 cumpleaños por ello quiero comentarte algo interesante a propósito de la fecha que leí amaneciendo hoy.
 Fábula que ha arraigado como seña de identidad colectiva para los habaneros.¿Quién es verdaderamente San Cristóbal? Es muy difícil contestar a esta pregunta, porque en su vida también la tradición y la historia se han amalgamado tan profundamente que hoy día es casi imposible separar una de otra.
Sus orígenes parece que hay que buscarlos en Licia, pero no se conoce el tiempo en que vivió ni su martirio, que según la tradición padeció en el año 250 durante la persecución de Decio.
Al juez que lo interrogaba le contestó: «Antes del bautismo me llamaba Rechazado, ahora me llamó el Portador de Cristo, Cristóbal». No hay que excluir que, por ese juego de palabras, ha sido construida la fantasiosa historia de su vida, luego acogida en la leyenda áurea que se presenta a continuación: Cananeo de enormes dimensiones, doce codos de altura, con un rostro terrible, estaba al servicio del rey de su país cuando decide salir en busca del príncipe más poderoso del mundo para someterse a sus órdenes. Así, después de distintas experiencias que no logran satisfacer su aspiración, encuentra por fin a una ermita que le dijo: «El patrón al que tú quieres servir exige sobre todo que ayunes mucho y que reces mucho». Dos cosas que al gigante le parecieron demasiado difíciles. Le preguntó entonces el viejo hombre de Dios: «¿Conoces el río de este país? Nadie puede atravesarlo sin peligro de muerte. Si tú, grande y fuerte como eres, te estableces cerca del río y ayudas a los viajeros a atravesarlo, harás un servicio que a Cristo le será muy grato y, quizás, consintiera en manifestársete». Cristóbal le contestó: «Esto es una cosa que puedo hacer. Te prometo que, por servir a Cristo, la haré».
La Habana grabado 1 Mialhe, Federico, 1810-1881 
Se fue a la orilla del río, se construyó una choza y, sirviéndose del tronco de un árbol como bastón para poder caminar mejor en el agua, transportaba de una orilla a la otra a todos aquellos que quisieran atravesar el río. Una noche, Cristóbal dormía en la choza cuando oyó que un niño le llamaba: «Cristóbal, ven, ayúdame a cruzar el río». Enseguida Cristóbal se precipitó fuera de la choza, pero no encontró a nadie. Entró, y se sintió llamado de nuevo, pero tampoco en esta ocasión vio a nadie. A la tercera vez, vio un niño que le rogó le ayudara a atravesar el río. Cristóbal lo cargó sobre la espalda, cogió el bastón y entró en el agua. Pero, poco a poco, el agua crecía y el niño se volvía pesado como el plomo. El agua era cada vez más alta y el niño más pesado, al punto que Cristóbal creía que se moría. A pesar de esto logró llegar a la otra orilla. Apenas bajó al niño le dijo: «Mi niño, me has metido en un gran peligro; pesabas tanto sobre mí, que si hubiera tenido que cargar al mundo entero, no tendría la espalda tan oprimida». El niño le responde: «No te sorprendas, Cristóbal, has cargado sobre tus hombros no sólo al mundo entero sino a Aquel que lo ha creado. Yo soy Cristo, amo al que tú sirves. Como señal de que mi palabra es verdad, planta tu bastón en la tierra, junto a tu choza, mañana lo verás lleno de flores y frutos».
Dicho esto, el niño desapareció. Cristóbal plantó su bastón y, al día siguiente, lo encontró transformado en una bella palma llena de flores y dátiles.
Hacia el final de la Edad Media, la devoción a San Cristóbal tomó un gran auge, sobre todo porque le atribuían el poder de evitar la mala muerte, es decir la muerte en pecado mortal que lleva al infierno. Mirar su rostro era signo de protección; por eso hacía falta verlo desde lejos y hubo necesidad de pintarlo en dimensión enorme y colocar su imagen en la fachada de la Iglesia (de ahí, quizás, que la leyenda lo transformara en un gigante). Por el hecho de haber transportado sobre sus espaldas al niño Jesús, se ha convertido a través de los siglos en el patrono de los transbordadores y barqueros y, al principio de este siglo, en el de los automovilistas. En la liturgia de la Iglesia católica, la fiesta de San Cristóbal se celebra el 25 de julio; en Cuba, el 16 de noviembre. ¿Por qué? Es difícil encontrar una respuesta satisfactoria a esta pregunta. El historiador Arrate, hablando sobre la fundación de la villa de San Cristóbal —que tuvo lugar en 1515, en la costa sur, por mandato del capitán Diego Velázquez— escribe que se le dio el nombre del Santo Mártir por haberse comenzado a poblar el propio día de su festividad: 25 de julio. Aunque acá —agrega— se celebra por especial Indulto de la Silla Apostólica el 16 de noviembre, para que no se embarace la festividad con la de Santiago, patrón de España y de la Isla. Toda esa motivación es cierta, pero queda sin respuesta el por qué de esta última fecha, que tuvo que ser algo especial y digno de recuerdo. En ese sentido, no encuentro otra motivación que el día de la refundación de la villa en 1519, cuando fue desplazada desde el sur hacia la costa norte y, por primera vez, se celebró misa y cabildo.
Mons. Santo Gangemi Encargado de Negocios a. i. Embajada de la Santa Sede
Tomado de Opus Habana, Vol. II, No. 4, 1998, pp. 23-25.
EDI, te presiento tan habanero como yo así que te regalo una bella canción que espero sea tan de tu gusto como lo es del mío. He oído que fue escrita por alguien llamado Emel Rodríguez, que no conozco, pero este dato no lo se realmente, bella voz la ha interpretado tantísimas veces, Xiomara Laugart HOY MI HABANA
 
Hoy, mi Habana viste lo mejor,
y más coqueta que una flor,
abre sus puertas y ventanas....
Ella se ha sentado en el balcón
abanicando la ilusión
de que esta noche sea amada...

Mialhe, Federico, 1810-1881.

Hoy, mi Habana espera a un señor,
mitad azúcar, mitad sol,
con un clavel en la solapa...
Solo sabe que se llama Juan
o mejor, dicho Don San Juan,
dueño de la mitad de su alma.
..

Dime corazón, que debo hacer
con la ternura que adorné
con el collar de la mañana...
Háblame de amor que hoy es el día
de los dos, el sentimiento fue,
a pasear en barca..."

Dime, corazón dónde pondré
desde Aguadilla a Humacao
toda esta magia de guitarra...
Dime borinqueño si tú
solo eres un sueño
o si eres mi verdad...

Hoy mi Habana llora de emoción
de ser feliz, de ser canción
de un trovador de Río la Plata...
Se muere de envidia el halcón
al ver volar al ruiseñor,
con los avantes en las alas...
De Pinar del Río a Maisí
mi Habana dice a usted que sí,
porque uno es fuente y otro es agua...

16 de noviembre de 2011 13:31 


El Diablo dijo... Una vez más me empuja tu poética, Soledad Habanera. Ciertamente, soy hijo de la barriada La Víbora: Había pensado escribirle hoy a La Habana pero tuve un día de mucho ajetreo, tras una noche en la que fui a recorrer sus calles. Llegué hasta las cercanías de la ceiba del Templete pero la multitud era gigantesca para darle las vueltas y pedir deseos. Tus palabras, los mitos que rescatas, salvan este rincón para que esa novia-ciudad no se sintiera olvidada. Preciosa la canción “Hoy mi Habana” que es del trovador José Antonio Quesada y que Xiomara canta como una diosa. Cuando logre avanzar y equilibrar mi tiempo para el blog (si es que llego a ese milagro) pondré también la grabación. Ahora quiero hacer mi ofrenda con el texto de una canción que compuse por allá por 1995 y que debió estar en el CD La voz del Diablo Ilustrado pero cuando se grabó el disco quienes habían hecho la versión, Lien y Rey, andaban por Colombia. Acompaño nuestros textos sobre la eterna Havana con grabados, fotos y pinturas que siempre me han resultado entrañables; fantasmas amarillentos por el paso del tiempo saltan desde ellos para mostrarnos infinitos misterios, fragmentos de otros días donde similares amantes dejaron sus versos en los muros de su —nuestra— ciudad.    
"Contraluz para otra suerte"
Víctor Patricio de Landaluze (España, 1828 – La Habana, 1889)

Quiero un contraluz de la alborada
donde surjas tú desde otra edad
coronando tantas madrugadas
de arpegiar un nombre en la humedad.

Quiero que bautices cada calle
dibujada a trazos de ansiedad
que le des tu verbo a los detalles
para hallarle el cuerpo a otra ciudad
a otra ciudad.

Quiero que sorprendas a esta nada
donde parte todo a escudriñar
quiero ir a besarte las pisadas


quiero que no sepas empezar.

Quiero que me bordes otra suerte
desnudando toda realidad
quiero que tus manos sean la muerte
quiero exonerar tu soledad
mi soledad.

Quiero un contraluz de cada calle
donde surjas tú de la ansiedad
coronando a trazos sus detalles
arpegiando un nombre a la ciudad
nuestra ciudad.
 

16 de noviembre de 2011 18:05 

1 comentario:

  1. Yo también amo a mi Habana... Solo una aclaración, Hoy mi Habana no es de Emel Rodriguez es de José Antonio Quesada

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