En medio de la preparación de una cenilla de 31, me puse a revisar un poco y encontré en el blog Segunda Cita de Silvio Rodríguez un mensaje que le escribe al trovador Antonio Guerrero desde la cárcel. En mi más reciente entrada comenté el año 2011 y no tuve presente en ese artículo un tema que es cardinal para las almas justas: la libertad de esos cinco hermanos prisioneros en Los Estados Unidos; prisioneros del odio, prisioneros del terrorismo. Quiero que, acabando este 31 de diciembre, llegue mi ultimo abrazo del año para esos extraordinarios hijos de nuestra tierra, orgullo de los cubanos y de los seres que luchan por la paz, la igualdad y la justicia mundial.
Quiero entonces reparar un olvido que nunca debí tener haciéndome eco de ese mensaje de Tony y publicando el texto de una canción que les dediqué en el disco “La voz del Diablo Ilustrado” y la ilustración de José Luis Fariñas inseparable de esa letra.
Quiero entonces reparar un olvido que nunca debí tener haciéndome eco de ese mensaje de Tony y publicando el texto de una canción que les dediqué en el disco “La voz del Diablo Ilustrado” y la ilustración de José Luis Fariñas inseparable de esa letra.
Silvio dijo...
MENSAJE DE ANTONIO GUERRERO:
Queridos amigos;
Ha pasado exactamente una década desde que en una sala de la Corte de Miami la Jueza Lenard me impuso una sentencia de vida errónea.
Cuantas cosas erróneas hubo hasta llegar a ese día en aquella sala, me pregunto.
Erróneo fue buscar allí un jurado imparcial donde jamás se podía hallar.
Erróneo fue no permitirnos tener acceso a nuestras evidencias, clasificándolas como documentos secretos y encerrándolas en un segundo hueco, a donde pocas veces pudimos ir a leerlas con nuestros abogados.
Erróneo fue decidir que solo una parte de esa evidencia, la que determino el gobierno, fuera la que se pudiera usar en esa sala.
Erróneo fue impedir usáramos la fundamentada teoría de necesidad, que demostraba las razones que nos llevaron a hacer nuestra actividad sin registrarnos.
Erróneo fue permitir impunemente todos los actos de mala conducta de los fiscales y de muchos de sus testigos.
Errónea fue cada sentencia impuesta a mis hermanos, a los que tuve el honor de ver erguirse en sus palabras sinceras y dignas, y recibir con entereza las mayores y mas descomunales condenas.
Erróneo, en fin, fue haber hecho el "juicio" mas largo que se haya visto en esas Cortes, donde jamás podríamos recibir justicia, tras habernos negado un cambio de sede a una ciudad que esta a pocas horas de allí.
Ese error lo corroboró un panel de tres jueces, del Onceno Circuito de Apelaciones de Atlanta, de forma unánime, luego de por tres años analizar todos los argumentos de nuestra apelación directa y dar su veredicto en el 2005.
Allí, en medio de la tormenta perfecta, en esa Sala de la Corte de Miami, esta nuestro ultimo recurso legal, el Habeas Corpus, en manos de esa misma Jueza Lenard que por su error nos hizo estar en una de las mas violentas penitenciarias de este país por ocho anos y medio.
Hay cosas que uno es capaz de vencer, pero nunca de olvidar, aunque jamás albergaremos en nuestros corazones un ápice de rencor.
Con el amor y la amistad, !Venceremos!.
Cinco abrazos.
Antonio Guerrero Rodríguez
27 de diciembre de 2011
FCI Florence
29 de diciembre de 2011 20:52
Ha pasado exactamente una década desde que en una sala de la Corte de Miami la Jueza Lenard me impuso una sentencia de vida errónea.
Cuantas cosas erróneas hubo hasta llegar a ese día en aquella sala, me pregunto.
Erróneo fue buscar allí un jurado imparcial donde jamás se podía hallar.
Erróneo fue no permitirnos tener acceso a nuestras evidencias, clasificándolas como documentos secretos y encerrándolas en un segundo hueco, a donde pocas veces pudimos ir a leerlas con nuestros abogados.
Erróneo fue decidir que solo una parte de esa evidencia, la que determino el gobierno, fuera la que se pudiera usar en esa sala.
Erróneo fue impedir usáramos la fundamentada teoría de necesidad, que demostraba las razones que nos llevaron a hacer nuestra actividad sin registrarnos.
Erróneo fue permitir impunemente todos los actos de mala conducta de los fiscales y de muchos de sus testigos.
Errónea fue cada sentencia impuesta a mis hermanos, a los que tuve el honor de ver erguirse en sus palabras sinceras y dignas, y recibir con entereza las mayores y mas descomunales condenas.
Erróneo, en fin, fue haber hecho el "juicio" mas largo que se haya visto en esas Cortes, donde jamás podríamos recibir justicia, tras habernos negado un cambio de sede a una ciudad que esta a pocas horas de allí.
Ese error lo corroboró un panel de tres jueces, del Onceno Circuito de Apelaciones de Atlanta, de forma unánime, luego de por tres años analizar todos los argumentos de nuestra apelación directa y dar su veredicto en el 2005.
Allí, en medio de la tormenta perfecta, en esa Sala de la Corte de Miami, esta nuestro ultimo recurso legal, el Habeas Corpus, en manos de esa misma Jueza Lenard que por su error nos hizo estar en una de las mas violentas penitenciarias de este país por ocho anos y medio.
Hay cosas que uno es capaz de vencer, pero nunca de olvidar, aunque jamás albergaremos en nuestros corazones un ápice de rencor.
Con el amor y la amistad, !Venceremos!.
Cinco abrazos.
Antonio Guerrero Rodríguez
27 de diciembre de 2011
FCI Florence
29 de diciembre de 2011 20:52
Yo sé de un monte sagrado
A René, Ramón, Gerardo, Antonio y Fernando, injustamente encarcelados en los Estados Unidos: hermanos de espíritu tan poético que van quemando las penas del mundo con cada gesto de su dignidad. A la Columna Infinita, Al comunismo.
Yo sé de un jardín sin puertas
que está a la mano y distante
y es tan divino y profano
como un susurro de amantes.
Es de mañana y de antes
y es una costa desierta
que se descubre en lo sano
como un niño tras la siesta
Yo sé de un jardín sin puertas
vigilado por un muerto
donde florecen respuestas
a las preguntas del viento
Allí no hay más alimento
que el de las páginas ciertas
escritas con el aliento A René, Ramón, Gerardo, Antonio y Fernando, injustamente encarcelados en los Estados Unidos: hermanos de espíritu tan poético que van quemando las penas del mundo con cada gesto de su dignidad. A la Columna Infinita, Al comunismo.
Yo sé de un jardín sin puertas
que está a la mano y distante
y es tan divino y profano
como un susurro de amantes.
Es de mañana y de antes
y es una costa desierta
que se descubre en lo sano
como un niño tras la siesta
Yo sé de un jardín sin puertas
vigilado por un muerto
donde florecen respuestas
a las preguntas del viento
Allí no hay más alimento
que el de las páginas ciertas
de los que nunca se acuestan
Allí no es vano el intento
y los sueños no se apuestan
allí no hay magos ni sastres
ni sofistas ni aguafiestas
Yo sé del rincón llorado
de una escuelita en La Higuera
donde un cuerpo mutilado
sembró al Sur nuestra quimera
Y ya no cabe la espera
ni las esperanzas yertas
pues sé de un monte sagrado
y sé de un jardín sin puertas.
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