Fidel es un país

Fidel es un país
____________Juan Gelman

jueves, 2 de enero de 2014

Contra la amnesia colectiva

Entre los primeros mensajes que llegaron a mi correo, el 1ro de enero, estuvo el de este amigo que ahora publico invitándome a hacerme eco de una de las causas más nobles a la que podemos sumar nuestra creación. Soy de los que no conciben el jolgorio del paso de un año a otro sin pensar en la patria —la de la revolución cubana, la de la integración latinoamericana, la de la justicia, y hasta la supervivencia de la humanidad. Sé que no están de moda las ideas, ni la solidaridad en el mundo globalizado consumista, que trata de pintar como retrógrados a los que luchan —siempre han intentado quitarse de encima a los rebeldes con sus modas de evasión y sensiblería efectista, hueca; y así mismo sé que una red de herejes crece a cada instante a favor de los pobres de la tierra, enfrentando el descerebramiento mediático universal. Por eso, con ese placer de ser útil, felicito a mis amigos con este mensaje de un hermano, que incluye un fragmento de poema y un artículo que me rebotó firmado por Ricardo Alarcón, para extender la cadena de voces por la libertad de los cinco (ya se sabe que René, aunque entre nosotros, sigue con el alma presa, hasta tanto no salgan sus hermanos). También va en este mensaje el recuerdo enamorado para Nelson Mandela y las luchas suyas que hicimos nuestras contra el racismo, y un recuerdo para nuestros hermanos que murieron combatiendo por esos sueños justicieros en África, y también para los que regresaron ilesos (aunque no hay guerra de la que se sale sin heridas al menos en el alma) y hoy andan como los más humildes hermanos, celebrando entre algún traguito, un pedazo de puerco asado, bailando o jugando dominó. Para esos héroes que se nos han vuelto cotidianos también el abrazo de estas ideas.  Aquí va el mensaje del amigo:

“He guardado este mensaje para compartirlo contigo en las tempranas horas del 2014, siendo el primer impulso electrónico, no tanto el último deseo a favor de difundir la causa de estos cubanos que permanecen injustamente retenidos en los Estados Unidos de Norteamérica, lejos de su familia, Gerardo el más condenado de todos —2 cadenas perpetuas— no ha podido enterrar todavía a su señora madre quien murió aquí en La Habana hace unos años, mucho menos se le ha otorgado el privilegio de besar a su esposa Adriana y sembrar la semilla del hijo que ya no podrán regalarle la vida.
Este hombre, como los otros René, Antonio, Fernando y Ramón, amanecen hoy primero de enero —no se sabe cómo— caminando por nuestras calles, se confunden con los demás porque no quieren ser héroes ni prestar su cuerpo para estatuas de los parques, solo tienes que abrir la ventana y hacer lo que tengas a tu alcance por su liberación definitiva. Entre muchos lo estamos logrando. Cuento contigo.”
Te dejo un poema, un soldado, una libertad.

[...] Pero los símbolos que ellos hicieron
No tenían libro: los que hicieron las cosas
No tenían nombres, o al menos sus nombres
No los sabía nadie. Las fechas que llenaron
Estaban vacías como una casa vacía.
Ahora sabemos lo que significan Cuartel Moncada, 26,
Lo que significan Camilo, Che, Girón, Escambray, octubre.
Los libros lo recogen y lo proponen.

El viento inmenso que lo afirma barre las montañas


y los llanos.
Donde los que no tienen nombre,
O cuyos nombres no conoce nadie todavía,
Preparan en la sombra llamaradas
Para fechas vacías que veremos arder.
 
                                                              Roberto Fernández Retamar


Mandela y el homenaje de Gerardo

Por: Ricardo Alarcón De Quesada
Fecha: 2013-12-24 Fuente: CUBARTE
Fotos cortesía del autor

Gerardo Hernández Nordelo, secuestrado en la prisión federal de máxima seguridad de Victorville, en el desierto de California, supo de la muerte de Nelson Mandela y sintió la necesidad de rendirle homenaje, hacer algo que, para él, representaba un esfuerzo extraordinario, una proeza más de las muchas que colman su existencia cotidiana.
Gerardo, entre otras privaciones, sufre duras limitaciones para comunicarse con el mundo exterior. La correspondencia postal suele demorársele semanas enteras, incluso meses, como consecuencia de la censura que obliga a sus carceleros a revisar cuidadosamente cada palabra suya o destinada a él.
Su acceso al correo electrónico es sumamente restringido para conectarse con Adriana su esposa, con Martin Garbus, su abogado y con un funcionario consular. Queda el teléfono para el que dispone de 300 minutos al mes los cuales debe emplear para hablar con Garbus y discutir los muy complejos documentos y trámites de su última apelación legal, o con la misión diplomática cubana y con Adriana a la que Washington no le otorga el visado para que pueda visitarlo normalmente haciendo de él el único prisionero en Estados Unidos a quien se le prohíbe ese “privilegio”.
Así han sido las condiciones “normales” en las que Gerardo ha pasado los últimos quince años desde que lo apresaron cuando era aun muy joven.
Pero Victorville no es un lugar cualquiera. Son frecuentes las riñas y los estallidos de violencia y cada vez que estos suceden las autoridades tienen que tomar medidas drásticas tales como imponer el “lock down”, o sea, encerrar a los presos en sus celdas. En esas circunstancias no hay correspondencia ni teléfono. El aislamiento, entonces, es total.
Un grave incidente en el que murió uno de los presos ocurrió el trece de noviembre y provocó la imposición del “lock down” por el resto del mes. Ya en diciembre, poco a poco, se fueron restableciendo las prácticas carcelarias habituales y los recluidos pudieron recuperar progresivamente sus muy escasos contactos con el exterior. Cuando se les permitió hacerlo, los reclusos hacían larga fila ante el único teléfono disponible para una rápida llamada.
El 5 de diciembre, al conocer la noticia, a Gerardo regresaron recuerdos imborrables de cuando, al concluir sus estudios universitarios, pidió sumarse al contingente de voluntarios cubanos que se batieron en Angola con las tropas invasoras del régimen del Apartheid. Reviviría los momentos de peligro y angustia, lejos de la Patria y la familia, el sacrificio por el cual, años después, liberadas ya Angola, Namibia y Sudáfrica, los tres países le otorgarían su más altas condecoraciones nacionales que Gerardo no ha podido aun colocar sobre su pecho porque ahora es él quien está privado de libertad.
Pasarían por su mente momentos decisivos de la nueva y riesgosa misión, que, también voluntariamente, habría de cumplir poco después coordinando la labor de otros jóvenes que fueron a Miami a combatir al terrorismo en su propia madriguera. Esta vez debería luchar sin armas y descubrir los planes de las bandas criminales más violentas, los mismos que vociferaban su odio contra Mandela y lo amenazaron y hostigaron cuando, en junio de 1990, los obreros afroamericanos quisieron honrar al luchador antirracista.
Pensaría siempre en aquella foto de Mandela que tres lustros atrás, al ser apresado, Gerardo guardó celosamente, única y fiel compañera en aquel calabozo de castigo en el cual pasó los primeros diecisiete meses de su injusto y prolongado cautiverio.
En cuanto pudo hacerlo se acercó al grupo que rodeaba el teléfono. Disponía de muy poco tiempo. Sin vacilar, envió este mensaje:
“Quienes dedican ilimitados recursos a borrar y reescribir la historia, y lo tuvieron en sus listas de ‹‹peligrosos terroristas››, hoy sufrirán de amnesia colectiva.
Quienes lo agraviaron negándole un homenaje en la Ciudad de Miami, por abrazar a Fidel y agradecer la ayuda de Cuba a África, hoy tendrán que callar avergonzados.
Los Cinco seguiremos enfrentando cada día la injusta prisión -hasta el final- inspirados en su ejemplo de lealtad y resistencia.
¡Gloria eterna al gran Nelson Mandela!Gerardo Hernández Nordelo
Prisión Federal de Victorville
California. Diciembre 5 de 2013”

Regresó a la celda con la satisfacción del deber cumplido. Afuera, los fabricantes de amnesia inundaban al mundo con visiones empalagosas, falsas, destinadas a borrar la verdad de la lucha contra el apartheid y la vida heroica de Mandela. Para Gerardo la lucha continúa.
La Habana diciembre 24, 2013
PS: Desde el 21 de diciembre Victorville está otra vez en “lock down”.


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