Una amiga fotorreportera argentina, Silvina Di Caudo, me acaba de pasar estas fotos de lo ocurrido anoche mismo en Argentina con un joven dúo de trovadores nuestros y este mensajito:
“Hoy 30 de abril el dúo cubano Polaroid (Juan Carlos Suárez y Miguel Díaz) acompañados por el guitarrista Roberto Luis Gómez (músico de Santiago Feliú) y por su productor Enrique Carballea, cerraron su extensa gira por Argentina con un concierto en el Teatro del Viejo Mercado. Ojalá los reciban en la isla a su regreso tan bien como fueron recibidos aquí!!!”
Días antes de que partieran hacia allá, Carballea me llamó a la casa para que fuera a escuchar el disco “Ágora” que están terminando de grabar los muchachos de Polaroid. Los andares de viejo vagabundo trovero me han llevado a ver surgir y empinarse (como creadores más que mediáticamente –aunque algunos también se han hecho populares) a unos cuántos; cuando llegué al estudio a escuchar los temas estaba también Gerardo Alfonso quien cantará una de las piezas y Waldo Leyva, quien como poeta tiene otro momento. Quedamos impresionados al escuchar –aun sin mezclar- este disco, por el nivel poético y musical de la propuesta; sin pensar en el mercado y sus modas baratas, sin estridencias, con un lirismo espeso, y que tiene del folk, cierto toque jazzístico y una cubanidad trovadoresca con mucho acento en la llamada generación de los topos, especialmente de Santiaguito Feliú (de quienes Juan Carlos y Miguel son profundos fans y a quien le rinden homenaje con una de las hermosas canciones del disco) y de Gerardo Alfonso –del que también hay profundo aliento sonoro en un par de piezas (no por gusto fue invitado a participar).
Juan Carlos Suárez, Roberto Luis Gómez, Miguel Díaz y Enrique Carballea |
Aquella noche Gerardo celebró que, en tiempos en que es casi ley simplificar y seudoguarachear para “estar pegao”, los Polaroid apuesten por poetizar en serio; y lo mejor, creo que van a “pegar” –claro que no en los circuitos “desconectados” de la alegría insustancial-, pero siento que estos trovadores no son un hecho anómalo de su generación, sino expresión de una buena y creciente parte de esa juventud que está cansada de los círculos viciosos descerebrados y rescata y se apodera de lo mejor que ha corrido en el tiempo, en el subsuelo, bajo la hojarasca, sosteniendo las esencias espirituales de la humanidad. Respiro el ambiente de los que vienen y me sobran ejemplos, para pensar como Martí que la poesía es indispensable a los pueblos, y como Danay Suárez “siempre que llueve, escampa” o para redondear mejor esa fe, me cae -¡mira tú!- un verso de Amaury Pérez: “a pesar del otoño creceremos”.
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