Fidel es un país

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____________Juan Gelman

lunes, 11 de abril de 2016

A simple vista: La Pupila Asombrada

Por: Maykel González
Fotos: Elio Miranda y Richard

¿Qué pide la Pupila Asombrada a cambio de admitirnos la tarde de un viernes, día primero de abril de 2016? Tal vez solo la complicidad, o un poco más, el deseo también de alejarnos por un rato del mal gusto que irriga a La Habana actual, o de hallar sencillamente lo distinto entre tanta singladura repetitiva.
Pero de seguro no nos exige pagar ni un centavo.

En el Hueco del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, una esquina céntrica del Vedado, a las seis de la tarde, se reúnen unos amigos. Luego asisten otros. Luego se suman las personas que van de paso por la Avenida de los Presidentes (calle G), incluso turistas, y por pura curiosidad pegan sus rostros a la cerca como asomados a un brocal cálido, antes de convencerse de que nada más hay que bajar las escaleras para participar, sin siquiera enfrentar la interrogación de un custodio molesto en la entrada.
Luego escuchan “California Dreamin” de The Mamas & the Papas, o “Barcelona” en las potentes voces de Freddy Mercury y Montserrat Caballé, o “Satisfaction” de unos Rolling Stones jóvenes y un Mick Jagger, paradójicamente, más inmóvil que el del concierto de la Ciudad Deportiva.
Canciones que hicieron historia. Buena música y materiales audiovisuales en una pantalla donde también se proyectan los clips de nuestros talentos, como Annie Garcés y Nelson Valdés. Conexión Wi Fi gratuita. Trova. Presentaciones de cantautores en vivo. Todo lo propone, a simple vista, La Pupila.
Para el mismo Nelson Valdés, que se presentó el último viernes, el espacio facilita el encuentro con amigos entrañables, gente querida, que acoge a los públicos y al arte cubano. Nelson Valdés aprecia la oportunidad de estar en La Pupila, tal como la que le ofrece Ray Fernández en el Diablo Tun Tun. Un lugar precioso, con público homogéneo que lo ha sorprendido y que lo deja con muchísimas ganas de regresar, confiesa el cantautor cienfueguero con respecto a la cita en el Hueco del Instituto, que conducen los periodistas Iroel Sánchez y Fidel Díaz Castro.
Otro de los invitados, el trovador Ariel Barreiro, afirma que con La Pupila la realidad supera la expectativa.
“Soy optimista. Porque creo que logrando congregar a un número de público que disfruta de canciones que no se hacen para guarachar, fiestear o denigrarse, hay esperanza para la cultura cubana, que anda pasando dificultades. El espacio forma una cofradía que lo hace feliz. Me parece genial la posibilidad de conectarse a Internet y al mismo tiempo oír música que no sea el peor reguetón. La Pupila tiene un estilo a imitar, a seguir en el país. Yo quisiera en mi peña, en el pueblito de Aguada de Pasajeros en Cienfuegos, añadir una zona Wi Fi”, explica Barreiro.
El cantautor Rolo Rivera se presenta en su primera ocasión en La Pupila.
“Aquí el escenario nos hace sentir especiales. Me gustó desde la música de ambientación hasta los audiovisuales. Todo es una forma de educar a los que vienen. Desearía que hubiera sitios así multiplicándose tanto en La Habana como en el resto del mundo”, comenta.
 “Ojalá se continuara haciendo La Pupila”, dice Danny Márquez.
 “Es excelente”, dice William Posa.
 “Muy bien para interactuar; amplía el ámbito cultural de los jóvenes”, dice Carlos Alberto.
Ellos tres son parte del público. Posibles cómplices por unas horas. Quizás de ahí en adelante. Más o menos La Pupila se trata de eso, de múltiples maneras. De asombrar. De unir. De seguir. De querer.


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