El Centro Pablo ha trabajado durante varios meses en este proyecto para que los 40 años de reanudación de las relaciones cubano-argentinas sean celebrados allá y aquí como una fiesta de la cultura que nos une y nos alienta.
En
particular, ha sido María Santucho, coordinadora de nuestro Centro, quien ha
realizado conjuntamente con especialistas del Ministerio de Cultura de Cuba
esta intensa y cuidadosa tarea de producción, fundamentalmente a través del
correo electrónico, para que Marta Campos y Leonardo García, llegaran a la
Argentina y se presentaran, en la Casa del Bicentenario, como ya lo han hecho,
y en otros espacios culturales. Desde el lado de allá la Secretaría de Cultura
de la Nación con la colaboración de la cantora Liliana Herrero, la productora
María José Minatel y otros amigos contribuyeron decisivamente a la realización
exitosa de esta fiesta de la hermandad y la cultura.
El
Centro Pablo propuso también la
participación del escritor, periodista y trovadicto perseverante Fidel Díaz
Castro, y financió su traslado a la Argentina. Allí la generosidad fraterna de
Liliana Herrero y Horacio González le ha dado –le está dando– cobija y cariño
solidario a Fide, que ha comenzado a
enviar las notas periodísticas sobre las actividades que se realizarán en estas
semanas, además de vivir esa experiencia cultural y humana en Buenos Aires.
Aquí
va la primera nota que hemos recibido.
Cuba-Argentina…tantos hermanos
Por
Fidel Díaz
Fotos Kaloian y Julian
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar
y una hermana muy hermosa
que se llama libertad
Fotos Kaloian y Julian
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar
y una hermana muy hermosa
que se llama libertad
Nos guían por los
caminos de Buenos Aires las coplas de Atahualpa Yupanqui; andamos hermanando hacia
la libertad de la patria grande latinoamericana que avizoramos como único
horizonte posible. Así llegamos a La Casa Nacional del Bicentenario que abrió
sus puertas a las celebraciones de los 40 años del restablecimiento de las
relaciones entre Cuba y Argentina con un mosaico de actividades donde las
culturas se entrelazan.
Tres días de
ininterrumpida lluvia y temperaturas de 6 grados (y menos) no impidieron que se
repletara de público (mejor decir, de hermanos) la sede del evento este lunes
16 de septiembre, y que se cruzaran informaciones cargadas de historia, de
versos, de sueños. De pronto, arribando a Riobamba 985, como si fuese una
dirección en La Habana, abrazos de viejo
amigos: Manelo, (Ismael
González, coordinador del ALBA Cultural); Pedro Pablo Rodríguez (del Centro de
Estudios Martianos), el viejo caimanero Omar González, los poetas Luis Yuseff y
Basilia Papastamatiú, el fotorreportero Kaloian, Adrián del sitio web El Taburete, el trovador Vicente Feliú, el guitarrista
Alejandro Valdés… y, entre saludos, nuevas conexiones de amistades de esta
tierra como la gran cantora Liliana Herrero, su productora Majo, Fabián Matus,
hijo de Mercedes Sosa, productor de materiales audiovisuales entre ellos el
documental “Mercedes Sosa la voz de Latinoamérica” un estremecedor viaje por la
vida de ese ícono de la América Nuestra, que acaba de estrenarse. También la trovadora argentina Paula Ferré, la actriz Susú Pecoraro (Camila
para siempre en nuestra memoria cinematográfica), y otros muchos creadores y
personalidades de la cultura de nuestros pueblos.
En una pared pasaban
imágenes: protestas en las calles, las dictaduras reprimen, atacan La Moneda, el
presidente cubano Osvaldo Dorticós, en 1973, en Chile, y luego se abre paso
entre la multitud que lo recibe en Buenos Aires; la apoteosis con Fidel en 2003
y su mega discurso en el umbral de la Universidad ante una gigantesca multitud
desafiando igual las inclemencias del tiempo, con miradas de estar viviendo el
milagro rebelde, libertario en la Argentina.
Palabras del
embajador cubano Jorge Lamadrid, del vice ministro de cultura Julián González,
del secretario de cultura argentina Jorge Coscia, todos hablan de la
imprescindible fusión de nuestros pueblos, o más bien de un pueblo común del
sur; pasan entonces Bolívar, Martí, el Che, Allende, Chávez, Kirchner… un largo
y duro camino de los pobres de la tierra, que no puede andarse sin la luz de la
cultura más profunda, en tiempos en que tratan de desviarnos con fuegos fatuos,
arte apócrifo, epidérmico, desmovilizador, medios masivos que nos pintan un
mundo de pompas de jabón, descerebrador; flujo de información tergiversador,
desmoralizante, inyector de egoísmo extremo, cruenta ideología desde la
desideologización, exterminadora de culturas que divide y aniquila, que
despoetiza totalmente al ser humano.
Los pueblos que no
se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos.
Martí
nos convoca con urgencia y en Buenos Aires, otro pasito más, intenso y hermoso,
cantan los trovadores cubanos Leo García y Marta Campos… los versos nos unen: Tanta pobre gente que no ve que el futuro
apremia... canta Leo y Marta nos trae a Sara González: Amor mío no te vayas que lloro... Luego la música popular bailable
cubana se expande con los niños de La Colmenita, todos palmean y hacen coros,
se paran y hasta tiran sus pasillos con una ensalada de sones…
Leo García y Marta Campos |
Subimos a las salas
de la galería, en una pantalla Fidel habla a los estudiantes de Buenos Aires,
ahora se escucha el discurso encendido y los muchachos muestran rostros de
sacudida. Una exposición de pinturas colectiva nos trae a Martí en múltiples
dimensiones, a caballo, Martí con la boina del Che, jugando beisbol, Martí
negro, soñando, amando, combatiendo, interactuando con nosotros… El problema de la independencia no era el
cambio de formas, sino el cambio de espíritu.
Al
día siguiente Pedro Pablo Rodríguez, del Centro de Estudios Martianos, y
Horacio González, director de la Biblioteca Nacional Argentina, nos regalaron
una intensa charla, como para elegidos, que comenzó por el José Martí que se
expandió por sectores letrados de buena parte de América desde sus crónicas
escritas para el periódico argentino La Nación, reproducido por otros
rotativos. Horacio, con mirada lezamiana, nos mostró aquel Martí con su álibi,
el misterio que anuncia lo que tendrá inevitablemente que ocurrir, el
periodista de gran carga metafórica en sus descripciones de Norteamérica;
mirada audaz para la prensa de aquel tiempo, que nos adentra lo mismo en un
gran suceso que un pasaje cotidiano aparentemente intrascendente. Pedro Pablo, siguió monteando por ese trillo, describió la
época nos llevó a hurgar en el sentido de preparar a nuestros pueblos para el
futuro, enseñando (subyacente) en sus textos, las virtudes y defectos de esa
nación que se expandía y que, tras aquellas libertades sociales, comenzaba a
traer un apresamiento del espíritu, y a mostrar las uñas de la expansión;
periodismo que sin juzgar, nos imprime las nefastas consecuencias que tendría
imitar a ese Norte tan parecido, pero distinto al sur.
Aunque
no citaron este texto, creo que en la esencia de aquellas “Escenas
norteamericanas” está latiendo un pensamiento que sintetiza muy bien en uno de
sus cuadernos de apuntes:
La Comenita |
Ahora escribo,
mientras en la sala de su casa la gran cantora argentina Liliana Herrero,
ensaya con los trovadores cubanos Marta Campos, Leo García, y sus músicos
Pedrito Rossi, Ariel Naón y Mario Gusso, bromean, se estremecen, se reconocen,
buscan un alma común en canciones de las raíces de nuestros pueblos, se hacen
un espíritu único… “Oh, gota de rocío, no dejes de caer para que el amor mío
siempre me quiera tener…” la voz telúrica de Liliana se adentra en la canción
de Silvio como improvisando, Leo frasea con ella, Marta juega con sus cuerdas y
Pedrito se imbrica cubaneando pronto con su guitarra… “Quién dijo que todo está
perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón”, ahora es un Fito que los cubanos se saben muy bien, y…”Gracias
a la vida que me ha dado tanto…” emerge Violeta entre todos y ya no hay
Argentina, Cuba, Chile… es la América Nuestra, esa del proyecto de Martí y que
parece estar ocurriendo ahora mismo, nos vamos presentando, estudiando,
abrazando… las voces se esparcen, van tocando a uno y otro, y otro hermano, el
coro va creciendo: Y el canto de ustedes
que es el mismo canto, Y el canto de todos que es mi propio canto.
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