Rolando Berrio. De Cuba: Alquimia y mucho más que canciones

Por  Ana Carolina Savino

El mago, músico, actor, trovador,  imponente, histriónico, talentoso…muchos de estos adjetivos aparecen en las notas que versan sobre este santaclareño que anda por el mundo con su guitarra a cuestas y sus historias, que son las de muchos, pero que salen como alquimia por su poesía y su música. Él dice que lleva, y trae, sólo canciones. Aunque yo, me permito disentir en esto.
Quienes lo hemos visto en Santa Clara , La Habana, Madrid, Buenos Aires o en alguna ciudad del interior de Argentina, en bares, teatros, grandes auditorios o en rondas chicas de parques,  sabemos que este hombre grande, trae consigo bastante más que canciones sólidas y bellas, que nos llevan desde la
emoción más profunda a la risa espontánea.

Es que cuando un artista se entrega a lo que hace, y cree en lo que sucede en los encuentros con la gente,   viene la magia. Y Roly porta el sello de los que traen en una mano la entrega y en la otra talento. Él sabe que genera alegrías y reflexiones, goces y disfrutes. Y a su tarea se llama.
Entonces, como un mago, nos invita a viajar a su aire por las historias reales, y afluentes imaginarios, a través de  las canciones. Y trae en sus ojos y su voz toda una isla, un país, una historia  -hecha de muchas otras historias- y un grupo de amigos y compañeros, que se empeña en nombrar y cantar en cada espacio que pueda.
Y esa es la esencia de Roly Berrío…muchos y muchas habitando en él, viajando a través de él, cantando a través de él.
Durante todo el mes de noviembre, este músico-actor estuvo dando una gira con  varias presentaciones por diferentes ciudades de las provincias argentinas de Córdoba y San Luis y en la Capital Federal. Cada uno de los conciertos fue radicalmente diferente… difícil superar la instancia en vivo para quienes asistimos al acto creativo de Roly junto al público.
Cada espacio fue un mundo diferente en donde se fueron armando las redes que se entretejen entre las canciones y la gente. Se lo pudo ver imponerse en un enorme escenario, sólo con su guitarra ante 30.000 personas durante los festejos del aniversario 229 de Río Cuarto.  Y también hacerse enorme, en un exquisito espacio como Gondwana en Córdoba capital, ante un reducido y selecto grupo que fue a sorprenderse y encontrarse con lo que intuían les traía con Sólo Canciones.
En Los Hornillos lo recibió Cielito Lindo, cuna de canciones en Traslasierra, en donde es un lujo estar. El Bochinche Multiespacio en Villa Mercedes, la Fiesta Chelsea y Mama Kahlo en Río Cuarto y el Auditorio de Embalse fueron los otros lugares donde explotó la magia de la música y de los encuentros.
En Mamá Kahlo la vibración fue en aumento en una verdadera melodía colectiva, es que aquí se llegaron seguidores de Roly que hace varios años van tras su paso por la ciudad del rio del centro sur de Córdoba.
Allí, Jere y Juli abrieron el espacio, como el corazón, y nos permitieron viajar años atrás y rememorar la primera vez que tocó Roly en ese espacio allá por el 2009.
Mientras en Embalse nos esperaban Andrea y Evenezer, amigos entrañables de Santa Clara, y el grupo del  Centro Cultural del Auditorio.
Roly y Evenezer, con su arte de colores y formas, armaron una comunión en el escenario de pintura y canciones en la que ellos navegaron permitiéndonos asomarnos y disfrutar de ese vínculo que perdura con los años.
El Bochinche Multiespacio de Villa Mercedes, nos esperó con la calidez de Marina y las expectativas de estar por primera vez en la ciudad. 
Y en cada uno de esos mundos, Roly dio pasos agigantados ofreciendo lo mejor de sí y demostrando (nos) que cuando el arte es el lenguaje que nos hace latir y vibrar, él logra que más de miles pidan otra canción y que unos pocos esperen “la que sigue” para bailar y gritar como si fueran multitud.
Y él viene de Santa Clara, pequeño territorio del centro de la isla de Cuba, la mayor de las Antillas, a donde siempre pretende regresar y de donde nunca parece partir.  Es el lugar en que nació y el que elige para vivir. Y esa opción es inherente a su poesía, su música y su modo de involucrarse con los tiempos en los que vive. Como dice, “la guerra es el paso que doy”.
Y  sus pasos, en general, no los da sólo.
DesANDANDO los pasos hacia el centro de la  ISLA y de la CANCIÓN.
En viaje al centro de la isla, al  interior del interior de Cuba, basta llegar a Santa Clara para respirar otro aire, el arte late imprimiéndole un ritmo diferente a la ciudad y el centro de ese corazón que palpita al ritmo de El Mejunje de Silverio, donde de lunes a lunes se puede participar de diferentes y diversas opciones culturales y artísticas donde hay lugar para todos.
Las noches de los jueves son de La Trovuntivitis, movimiento de trovadores que desde hace 15 años vienen creando y habitando la escena de la música joven, que reúnen en cada peña alrededor de 500 almas que cantan, bailan y comparten en el patio mejunjero.
La Trovuntivitis es un movimiento que debe su nombre a una época donde un brote de conjuntivitis afecto a muchos y entre ellos a los músicos de Santa Clara. Según cuentan, fue el mismo Roly, que apelando a su característico humor, le  dio nombre.
Ellos son un grupo de artistas, compañeros y amigos, que vienen enarbolando la canción de autor de la denominada nueva trova. Se nombran y honran con la memoria y la creación compartida: Rolando Berrío, Leonardo García, Alain Garrido, Karel Fleites Barales, Yunior Navarrete, Raúl Marchena, Michel Portela Rojas, Yordan Romero, Yatsel Rodríguez, Miguel Ángel de la Rosa, Diego Gutiérrez, Yaíma Orozco e Irina González. Cada uno con su propio estilo, historia y modo de habitar sus mundos apuesta a la canción y al arte.
La comunión de estos artistas hace que cada jueves suenen las canciones de todos y cada uno, independientemente que la cante su autor o que el mismo este en España, Argentina o Francia. Siempre algún otro tomara la posta para hacer sonar esa canción del que está lejos.
Y ahí, quizás, radica la esencia de seguir todos pa´lante con la canción al frente haciendo pensar, reír, bailar y soñar.
Todos los eneros se enciende aún más la ciudad a la luz del Festival de Trovadores Longina que se convierte en punto de encuentro de trovadores de toda la isla.
Y volviendo a Berrío, el trovador -actor, el hombre de Santa Clara, insisto en que trae en su canción toda una isla, un país, una historia  -hecha de muchas otras historias- y un grupo de amigos y compañeros, que se empeña en nombrar y cantar en cada espacio que pueda. Y una ética comprometida con su tiempo y sus ideas de un mundo mejor. Y una música que te vuela.