No puedo dejar de compartir este testimonio, que me acaban de enviar, sobre aquel 5 de agosto en Centro Habana que es ya leyenda. Y que me recuerda el relato de un amigo camarógrafo, muy chistoso, al que no veo hace algunos años –por ello no quiero poner su nombre- que ese día estaba en el lugar de los hechos y con tono de jarana me contó:
-“Cuando íbamos llegando me di cuenta que aquello estaba feo feo… ¡pero feo!, los bloques volaban, cristales rotos en las tiendas, se escucharon hasta tiros, gente que corría en todas direcciones, pasaba alguien con la cabeza partida, otros con palos, no se sabía quién era quién. Yo con mi cámara al hombro; estaba cagado. Tú sabes que yo no soy para nada “comuñanga” -me aclaró como para darle más peso a lo que me diría-: cuando llegó en el jeep “el Bicho” se apeó con su traje verdolaga en el medio de la candela, delante de mí, tuve que echarme hacia atrás para no darle con la cámara; le dijo a la escolta que nadie podía sacar allí una pistola pase lo que pase. Se paró, miró para arriba y los que estaban gritando ¡Abajo Fidel! Se viraron y empezaron a gritar lo contrario ¡Que viva Fidel!
-“Cuando íbamos llegando me di cuenta que aquello estaba feo feo… ¡pero feo!, los bloques volaban, cristales rotos en las tiendas, se escucharon hasta tiros, gente que corría en todas direcciones, pasaba alguien con la cabeza partida, otros con palos, no se sabía quién era quién. Yo con mi cámara al hombro; estaba cagado. Tú sabes que yo no soy para nada “comuñanga” -me aclaró como para darle más peso a lo que me diría-: cuando llegó en el jeep “el Bicho” se apeó con su traje verdolaga en el medio de la candela, delante de mí, tuve que echarme hacia atrás para no darle con la cámara; le dijo a la escolta que nadie podía sacar allí una pistola pase lo que pase. Se paró, miró para arriba y los que estaban gritando ¡Abajo Fidel! Se viraron y empezaron a gritar lo contrario ¡Que viva Fidel!