Ilustración José Luis Fariñas |
Hoy, 29 de noviembre es el cumpleaños de Silvio Rodríguez, y de manera que casi todos los que hacemos canciones con la guitarra y un espíritu sindogariano le debemos a Silvio las mil y una noches de trovadas, comparto esta historia de entrañables amigos como adelanto del libro-disco Los amores del Diablo Ilustrado, con el relato y el video de la canción que interpreta Eme Alfonso.
Juana
A veces, la realidad y la ficción se difuminan, especialmente cuando lo vivido lleva una carga poética intensa. Si puedo asegurar que aquella remota noche de 1995 fue real, únicamente se debe a que esa memoria quedó registrada en una canción.
Soy un muchacho paliducho que le hace la visita a su maestra y voy con mi guitarra. Tras el chirrido de una reja, el cancerbero: un joven espigado y con nobleza renacentista coloreando su rostro. Se me antoja el Cristo de Fidelio Ponce, pero resultó ser, no una pintura, sino El pintor.
Me conduce por un patio de yagrumas. Las hojas de otoño forman una alfombra espesa que hace gritar los pasos como ecos del tiempo. Un perro, que en la oscuridad me parece de dimensiones colosales —y acaso las tiene (curiosamente no me asusta) —, ladra con cierto eco y alguien lo hace callar. Sería la voz de Silvio Rodríguez que empezaba a cobijarnos desde sus canciones.