Nada, que el tiempo pasa y todo sigue igual
salvo por los matices de la cotidianeidad:
el barrio, los amigos,
la peña de los miércoles y el bar
donde noche tras noche vamos a olvidar.
Estábamos en el lugar de esa canción de Ihosvany Bernal, “el hacedor de los sones tranquilos”, nuestra peña del Caimán, en el patio bar de la EGREM: como todos los miércoles de la vida. Con esa precisamente había comenzado aquel día. Luego cantó Juan Carlos Pérez que nos complació con su “Tema del ángel”; y le siguió Eric Méndez quien no puede dejar de cantar su canción a Santiago Feliú:
Se ha muerto mi pájaro cantor
y con él se ha muerto una canción
sin terminar.
salvo por los matices de la cotidianeidad:
el barrio, los amigos,
la peña de los miércoles y el bar
donde noche tras noche vamos a olvidar.
Estábamos en el lugar de esa canción de Ihosvany Bernal, “el hacedor de los sones tranquilos”, nuestra peña del Caimán, en el patio bar de la EGREM: como todos los miércoles de la vida. Con esa precisamente había comenzado aquel día. Luego cantó Juan Carlos Pérez que nos complació con su “Tema del ángel”; y le siguió Eric Méndez quien no puede dejar de cantar su canción a Santiago Feliú:
Se ha muerto mi pájaro cantor
y con él se ha muerto una canción
sin terminar.