Fidel es un país

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____________Juan Gelman

martes, 31 de enero de 2012

José Martí, su espíritu en la trova

 
José Martí es parte de la trova cubana, son muchos los temas desde inicios del siglo XX en que diversos trovadores le cantan al Martí patriota o poeta, así mismo son incontables los poemas suyos que trovadores han musicalizado, especialmente a partir del Movimiento de la Nueva Trova; recordemos que Amaury Pérez, Pablo Milanés y Sara González hicieron discos completos con poemas de Martí; así mismo Pedro Luis Ferrer, y otros muchos entre ellos Silvio, han abordado diversas temáticas desde una visión martiana, o incluso acudiendo a frases y pensamientos de José Martí. Mas allá de la presencia de los textos e ideario martiano, directa o indirectamente en las canciones, creo que la trova lleva implícita una eticidad, una manera de asumir el compromiso con su tiempo que viene de ese legado que nos dejó el patriota y poeta mayor en todas las dimensiones de su obra.
No conozco a un trovador autentico que no sea estudioso o seguidor de la obra del Maestro, pero además, creo que en el altruismo, la sencillez, esa preocupación por lo que sucede en lo más intimo del ser humano, en la sociedad, en el mundo, que se ha hecho esencia de la trova, está marcado el espíritu que, con su vida, nos lego Martí.         
En estos días en que hay tanto ruido haciéndose pasar por música, esparcido en los medios masivos, universales y en algunos tristes ecos en los nuestros; ahora que se canta tanta basura, porque no hay otra manera de llamar a tonterías amelcochadas, frases carentes de imaginación, burdas por lo que dicen y por cómo lo dicen… pues bueno, en días de tanta bazofia contaminando el medioambiente sonoro, José Martí alza su voz, desde una carta que escribió, en días en que daba sus últimos toques para desembarcar en Cuba y salir al combate.
En momentos como esos, en que uno sabe que la muerte puede estar cerca, —no hay guerra que pueda alejar su presencia— pues la intensidad y sinceridad de lo que se escribe a sus seres queridos llega al nivel mas profundo, pues se toma por muy probable que pueda ser ese texto el ultimo abrazo. En semejante situación, mientras viajaba a bordo del vapor Athos, un día casi como hoy, 2 de Febrero, de 1895, Martí le escribe a su hijita (sea por fin física o no) María Mantilla:




“A mí vuelta sabré si me has querido, por la música útil y fina que hayas aprendido para entonces: música que exprese y sienta, no hueca y aparatosa: música en que se vea un pueblo, o todo un hombre, y hombre nuevo y superior. Para la gente común, su poco de música común, porque es un pecado en este mundo tener la cabeza un poco más alta que la de los demás, y hay que hablar la lengua de todos, aunque sea ruin, para que no hagan pagar demasiado cara la superioridad.-Pero para uno, en su interior, en la libertad de su casa, lo puro y lo alto.”






Ese tallar, la música, buscando la mayor autenticidad, una poética alejada de facilismos, o comercialismos, es herencia martiana. Esa protesta contra toda injusticia, ese humanismo, ese compromiso que asume el trovador con su tiempo, es herencia de Jose Marti, de que hay obras cardinales como los versos sencillos sean esencia que viajan tras la guitarra del trovador.


Versos Sencillos-1891
XXXVII-Vierte, corazón, tu pena...

Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.

Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.

Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi amor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.

Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
Con cuanto me agobia el alma.

Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, pálido y duro,
Mi amoroso compañero.

Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.

Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desvía
De su dichosa armonía
Y natural mansedumbre;

Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,

Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte,

¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?

¡Verso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!

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