Fidel es un país

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____________Juan Gelman

lunes, 10 de diciembre de 2012

Silvio en Chile: voces de tu universo en evolución

Anita acaba de enviarme el cable de EFE, donde se resume la gran concentración por el centenario del Partido Comunista Chileno, en el Estadio Nacional de Santiago de Chile; evento  en el que Silvio Rodríguez abrazó a los mejores fantasmas de ese pueblo. Allí estuvo en 1990, acompañado entonces por Irakere y ahora regresó recordando a Jara, a Violeta, a Gladys Marín.
Tristemente famoso ese Estadio Nacional, centro de la masacre y el horror en septiembre de 1973 cuando la dictadura de Pinochet, en un acto de traición —entre los más viles de la historia universal—, se impuso con un golpe de estado militar al gobierno de la Unidad Popular del presidente Salvador Allende.
Quiero en estos días comentar acontecimientos culturales muy recientes, en los que los grandes cantores están alzando sus voces, como un despertar de la conciencia cultural que acompaña a los pueblos latinoamericanos en estas nuevas luchas sociales. Ahora me limito a expresar mi alegría por los jóvenes chilenos, que están en grandes batallas y cantaron y bailaron hace unas horas con la esencia poética renovada, esa que nos han dejado Violeta Parra, Víctor Jara, Neruda y otras voces de la cultura chilena.
El odio y la ambición mataron y desaparecieron a miles de chilenos, pero ya sabemos que los sueños no son extinguibles, los cuerpos pueden ser quemados, tirados al mar, pero las obras e ilusiones que esos cuerpos esgrimieron vencen todo crimen; una vez más se impone la canción de Silvio en el 73... “eso no está muerto, no me lo mataron, ni con la distancia, ni con el vil soldado.”
Para que no perder esa manía de acompañarme de canciones, al final del cable te paso la “Carta a Violeta Parra” pieza que incluye Silvio Rodríguez en su disco Segunda Cita.   

SANTIAGO DE CHILE, 8 DIC (EFE).- Entre recuerdos de la dictadura y homenajes a los "aguerridos" estudiantes chilenos, el trovador cubano Silvio Rodríguez prendió este sábado la mecha de un multitudinario concierto para festejar en Santiago el centenario del Partido Comunista chileno.
Tras una calurosa jornada, preludio del verano austral, unas 50.000 personas abarrotaron el Estadio Nacional con banderas rojas, la hoz y el martillo estampadas, dispuestas a corear los estribillos de una larga lista de invitados al escenario.
Carátula del disco Silvio en Chile en 1990
Sede de numerosos acontecimientos deportivos, y usado en jornadas electorales como multitudinario centro de votaciones, este recinto tiene grabadas las heridas de una época, el año 1973, en que fue utilizado como centro de represión y tortura por la dictadura de Augusto Pinochet.
A ese estadio regresó Silvio Rodríguez el 31 de marzo de 1990, apenas dos semanas después del retorno de la democracia, y en él volvió a presentarse este sábado, ya con 66 años a sus espaldas, pero intacta la fuerza de sus acordes y sus letras.
Puño en alto y al grito de "el pueblo unido jamás será vencido", la multitud, que formaba una amalgama de caras jóvenes y viejos seguidores, recibió con fervor al cantautor y a sus cinco acompañantes, dos guitarras, bajo, batería y flauta.
Rodríguez comenzó a desempolvar las cuerdas con "Carta a Violeta Parra", la folclorista chilena más recordada y miembro de un clan de artistas que incluye también a su hija Isabel.
"Yo en definitiva estoy aquí porque conocí a una persona que se llamaba Víctor Jara. Yo estoy aquí porque conocí a una persona que se llamaba Gladys Marín. Yo estoy aquí porque conocí a una persona que se llama Isabel Parra. Por eso estoy aquí".
Silvio Rodríguez estaba ahí, en definitiva, para celebrar los cien años del Partido Comunista chileno, aunque en rigor ese aniversario se cumplió el pasado 4 de junio.
A esa colectividad perteneció el cantautor Víctor Jara, asesinado en 1973 por la dictadura, y durante mucho tiempo su cabeza visible fue Gladys Marín, una respetada figura política a la que un tumor cerebral se llevó en el año 2005.
Con la historia de Chile presente, el autor de "Ojalá" recordó "Desde los tiempos más remotos" y ese "Santiago de Chile" de 1973.
Y con "Escamarujo", esa en la que dice que "si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo", quiso homenajear "a la aguerrida juventud chilena", que entre sus figuras tiene a destacados dirigentes comunistas. La más conocida, Camila Vallejo.
    Parco en gestos y palabras, Silvio Rodríguez se despidió con "Ángel para un final", que en Chile ha quedado ligada al recuerdo de Felipe Camiroaga, un popular presentador de televisión que falleció hace un año en un accidente de avión.
Esa misma canción estuvo también presente en el concierto de dos horas y media que el cantautor ofreció el pasado martes ante unas 30.000 personas en el Estadio Monumental de la capital chilena.
Este sábado, en cambio, el guión estaba muy condensado, y el cubano tuvo que cuajar su repertorio en apenas tres cuartos de hora.
Tras él llegó el colectivo Cantata Rock, formado por integrantes de varias agrupaciones chilenas de largo recorrido, que dieron paso a la proyección de un vídeo en homenaje al presidente socialista Salvador Allende, que se inmoló durante el golpe de Estado.
    "Yo siento que mi abuelo ha trascendido. Las nuevas generaciones le siguen recordando. Sigue más vigente que nunca, y creo que es porque mi abuelo fue un hombre de principios, de lealtad con su pueblo, y eso nunca se va olvidar", reflexionaba su nieta Maya Fernández Allende, presente en el acto.
    Inti Illimani, Illapu, Sol y Lluvia, Manuel García, Chinoy y Juana Fe completaron después la fiesta del Partido Comunista, que en 2010 logró, por primera vez en 37 años, tener a tres diputados en el Congreso y hoy mantiene pactos electorales con partidos de centroizquierda.

Carta a Violeta Parra
Autor: Silvio Rodríguez

Mi siempre bien amada Violeta Parra:
supe por una nube tu dirección.
Te escribe una guitarra
que te recuerda con devoción,
sólo para cantarte, sí,
cómo va la cuestión.

Por aquí abajo huelgan las maravillas,
la costumbre deserta de la piedad.
Reina la pesadilla
como suprema divinidad.
Ego, fama y dinero, sí,
bendita trinidad.

El afortunado
hace vista gorda
y el vilipendiado
carne de la horda.

Beso a Carmen Luisa,
novia de un arcángel.
Quiero a la Chabela
y saludo al Ángel.

Las redes tejen sueños para subastas;
la sangre ajena es un efecto especial.
La dignidad se gasta
como la piedra filosofal.
El lucro y la codicia, sí,
forman la patronal.

Mi querida Violeta, mándame aéreos,
voces de tu Universo en evolución,
para usar tu misterio
contra las plagas del faraón,
para que me den fuerzas, sí,
y una buena canción.

 
(2008)

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