Hoy cumpliría 66 años Bladimir Pascual Zamora Céspedes; caimanero mayor le puse un día quizás en una presentación de las cientos que hicimos, de El Caimán Barbudo, revista a la que entró primero como colaborador a inicios de los 70, al poco tiempo como plantilla hasta hoy, pues si bien partió físicamente hará un par de años, o no sé, el Blado sigue jodiendo y poetizando –y claro que bebiendo- con nosotros; dándole “cuero” a todo el que se la pare delante, con un ingenioso nombrete para cada ser humano que pasaba por su vida. Ahí están El poshumano, El ciego que ve, Potrico pelú, Caballito de mar, La monja, La matriuska, Hueso viejo… Recuerdo a propósito, un viaje a Cienfuegos, invitados precisamente por el artista plástico Vladimir Rodríguez, Hueso viejo, por sus instalaciones centradas en esqueletos o huesos fósiles, de humanos y animales fusionados. En aquella aventura estuvimos a punto de ser declarados pandilla non grata en la ciudad, especialmente por culpa del Blado (aunque el resto no nos portamos como angelitos): éramos poco,s pero qué pocos: los trovadores Carlos Lage y Ray Fernández, el Blado y yo.
Almorzábamos en el restaurante La Verja, en el boulevard y sacamos la guitarra para cantarnos algo en lo que llegaban los platos; al instante apareció el camarero para que no siguiéramos cantando pues molestábamos a los clientes; miramos a nuestro alrededor y solo dos mesas ocupadas. El Blado, se viró para las mesas ylanzó la encuesta pública a los escasos clientes; todos dijeron que, por el contrario la trovada amenizaba la estancia. Se fue el camarero contrariado y de inmediato veo enfilar al capitán del restaurante, rumbo a nosotros, (un indio, bajito, trabadito, indio, cari redondo, pelo negro chorreado hacia un lado), en esa mala hora se me ocurrió cuchichear: mira Blado, cómo se parece a Guayasamín. Por supuesto que agarró la bola al momento: “¡Ven acá, Guayasamin! ¿no vengas a decirme tú también que no se puede cantar en el comedor este?!
Ya nuestra peña de los miércoles y el bar le celebró el cumple, yo brindo ahora con esta canción de un joven trovador y que el Blado pudo escuchar, cuando estaba aún de este lado de la valla; ahora andará acabando por allá arriba con Sindo, que los cumplió ayer; para colmo no se separan ni un minuto pues descansan (cuando se toman un aire) juntos, tumba con tumba, en el cementerio de Bayamo.
Ángel de la trova
Autor: Yunier Pérez
Cinco de la tarde,
hace ya que el pico te arde
y allí estás,
viendo como se ve en el sueño rem,
el patio de la EGREM
girándote en redor.
Ahí va el primer acorde,
el primer trovador.
Guarde entonces de tu ira,
Dios, al tosco, y al charlator.
Patriota de prosapia, yo sí sé
cuánto hay debajo de
tu look de perdedor.
Ángel de la trova, caído de pie,
súbete atrás el pantalón que se te ve.
Yo solo no me acerqué
porque he visto que ya está
otra vez chivándote Joaquín,
pero en cuanto te calmes te diré:
No son las siete aún, déjame echar hoy tres.
Diablo Querido ! Siempre es alegría conversar con el Blado, haz retratado su ingeniosa capacidad y fino humor, ocurrencias simpatiquísimas convertían una tarde cualquiera en gratos recuerdos. Como olvidar la memorable “Gaveta” bautizada así por él mismo, sonando Maria Teresa Vera o mostrando con orgullo las obras completas de José Martí. Gracias por compartir estos vídeos.
ResponderEliminarQUÉ DECIR SI MIS PALABRAS NO PUEDEN VENCER EL NUDO QUE SE HACE EN MI GARGANTA. GRACIAS FIDE.
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